¿Cuál es la mejor fanaticada que tiene Panamá en el deporte?

Por Nicolás Espinosa Serrano
(hablemosdeportes2.0@gmail.com)

 

El estadio Rod Carew se ha visto colmado en su capacidad para el béisbol mayor.

Panamá ha tenido una transformación a lo largo de los años en materia deportiva, en todos los sentidos. 

El deporte actualmente se mueve por derroteros inseguros e inciertos, debido a que es visto como un accesorio, más que como una herramienta para combatir los problemas socio-económicos. 

Aún así, el fervor de los fanáticos por uno u otro deporte es fantástico, aunque hay que saber diferenciarlos y no solamente por lo distinta de la actividad, sino porque sus ‘intereses’ cambian no importa si hablamos de la misma disciplina. 

Una reflexión antes de seguir.

En otrora, no era extraño garantizar la asistencia de espectadores a diversas actividades, ya fuera boxeo profesional, baloncesto o béisbol, porque la pasión por el deporte estaba a otro nivel. 

Sin embargo, los desaciertos de dirigentes y de innumerables administraciones del Estado, dieron al traste con ese entusiasmo y hoy, no solamente es la pandemia del Covid-19 que los ha corrido de los estadios, sino otros males mucho más insensibles. 

Volvamos al tema. 

A partir de los años 80, cuando los campeonatos nacionales de béisbol, sobre todo el de la categoría mayor, comenzó a tomar calor regional, las instalaciones para albergar a tres o cuatro mil personas empezaron a quedar muy pequeñas. 

El público asistente asimismo se volvió más exigente y la construcción de un estadio de mayor aforo y de mejores comodidades, se hizo necesaria. 

El béisbol se convirtió en el deporte número uno en el país. Era el rey entre todos los demás. 

No obstante, esa complicidad e identificación entre aficionados y peloteros desaparecía, casi que de manera inmediata, cuando se hablaba de la selección nacional. 

Ese cordón que ata a ambos entes, se rompe, desaparece.   

Así ha sido hasta ahora. 

El fútbol, otro en discordia


El apoyo a la selección nacional de fútbol por los aficionados está más que probada.


En aquella década de los 80 del siglo pasado, cuando el béisbol se ponía los pantalones largos, si alguien hubiera osado hablar del fútbol como deporte de cambio, lo hubieran tratado de loco. Ni más ni menos. 

Esto, a pesar de que el deporte entre veintidós jugadores en una cancha es tan ‘ancestral’ en Panamá, como lo es el béisbol. Su actividad se podía decir que estaba a la par, principalmente en las ciudades de Panamá y Colón, pero paradójicamente no carburaba. 

Y no lo hacía por una sola cosa. 

El fútbol estaba en cada esquina de las ciudades principales e inclusive en el interior del país, pero los medios de comunicación, sobre todos los impresos, estaban embebidos por la actividad que les proveían los vecinos de la Zona del Canal, y una de ellas era el béisbol. 

Si revisáramos los diarios locales de los años 20 en adelante, nos daremos cuenta que las notas sobre el balompié estaban, aunque perdidas entre uno y otro artículo de béisbol o de boxeo. 

Ahora, las cosas han cambiado. El deporte más atractivo del mundo, en todos los sentidos, ha reclamado su espacio en Panamá y lo ha tomado. 

Pero aquí surge una paradoja similar a la del béisbol, aunque en sentido contrario. El fútbol que apasiona y embulle a los espectadores es el de la selección absoluta, mientras el local busca aún ganar un espacio en esos corazones. 

Muchos apuestan a que el ‘cariño’ de la fanaticada llegue, cuando al torneo local se le preste la misma atención económica y de difusión que tiene el equipo nacional, y se consoliden las representaciones del interior del país. 

Mientras se espera que esto ocurra, al equipo nacional hasta dos estadio se le habilita (Rod Carew y Rommel Fernández), al tiempo que los equipos de la primera división profesional aún lo hacen en canchas del subdesarrollo. 

La mejor fanaticada

Llegados a este punto, volvemos al tema de inicio. ¿Cuál es la mejor fanaticada que tiene Panamá en el deporte?

El regionalismo en el béisbol nacional está más que comprobado, como se demuestra en el estadio Kenny Serracín de David.

Son distintas, pero muy interesantes ambas manifestaciones”, señaló el escritor y ex dirigente del fútbol, Andrés Villa, al referirse a los fanáticos del béisbol y fútbol.  

“El fútbol genera un sentimiento nacional. He visto desde (indígenas) gunas, que trabajan en lavanderías, hasta señoras de 90 años”, añadió. 

“El beis es regional, pero muy apasionado y cada provincia lo adorna con su folclore”, destacó el autor de un sinnúmero de novelas, entre ellas, la de temática deportiva: ‘¿Han visto a Yuca Zapata?’. 

Destacó que el crecimiento de la afición en el fútbol “es un fenómeno de hace 10 o 15 años. La selección interesa a ambos sexos, a todas las edades y en todo el territorio”. 

“Lo del fútbol local va creciendo. Plaza, Tauro y La Chorrera son plazas probadas”, concluyó. 

Por otra parte, el veterano periodista Rodolfo Newland señaló que las cosas están claras en cuanto a las fanaticadas de uno y otro deporte. 

“Cuando se trata de la selección nacional, el deporte número uno es el fútbol, como cuando peleaba (Roberto) Durán y el boxeo estaba en ese momento en la cúspide”, dijo. 

“El béisbol es a nivel de los campeonatos nacionales, donde la fanaticada y el regionalismo, especialmente de los equipos del interior, compiten a ganar”, destacó. 

Para Newland también influye el papel de las televisoras, cuyo trabajo de mercadotecnia va dirigido a “bombardear con el fútbol”, porque reciben una buena tajada en materia económica. 

La extrema Roja, como se hace llamar un grupo de fanáticos, es incondicional con la selección de fútbol

Por su parte, el periodista chiricano Boris Gómez indicó que a los equipos del fútbol local, les hace falta más sentido de pertenencia. 

“La selección tiene un himno, un color definido y un apoyo. Pero el fútbol local, por ejemplo el de Chiriquí, no tiene cánticos, no tiene algo que identifique al fanático o que conecte su parte emotiva”, sostuvo. 

“Lo más que tienen, es a un señor con un equipo de sonido, que coloca las canciones más vulgares que encuentre porque, según él, con esto llena su objetivo”, acotó. 

Recordó la ocasión, en que viajó a Costa Rica a presenciar un partido por las eliminatorias en 1992, y en el coliseo se escuchaba una melodía parecida a la interpretada por el mexicano Emmanuel: ‘Toda la vida’. 

“Los ticos adaptaron la canción y resultaba muy pegajosa, porque mencionaba al club Saprissa y los que se veían identificados la cantaban a todo pulmón”, añadió. 

El periodista colombo-panameño Campo Elías Estrada puntualizó, que el béisbol tiene la mejor fanaticada a nivel de evento local, pero el fútbol se lleva las palmas cuando hablamos de selección. 

“El campeonato de béisbol tiene su fanaticada ya que se ha regionalizado, pero la selección mayor no ha tenido esa connotación, porque aquí nunca se ha podido hacer una novena ideal como pasa en el fútbol”, dijo. 

“Las grandes ligas no presta sus figuras, algo que le ha quitado peso a la selección nacional, pero en la liga local no pasa eso, porque están los mejores”, añadió Campos, especialista en fútbol, pero a quien le tocó cubrir muchos partidos de los torneos nacionales de béisbol. 

“El fútbol aquí, lamentablemente, la pirámide es invertida. Primero se es fanático de la selección nacional y después de los clubes. Ahora es que el fútbol está haciendo su nombre, pero la liga no se ha podido consolidar”, sostuvo. 

“Hay que agregarle el aporte de los futbolistas que han emigrado y de las redes sociales. Todo esto ha hecho que se le profese más emoción a la selección, que a la liga”, concluyó.

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