Novedosa eliminatoria entre pesos pesados nacionales

Por Nicolás Espinosa Serrano

El policía Víctor 'Prototipo' Delgado (Izq.) fue uno de los protagonistas de la función entre pesados.



El pasado 20 de enero abrió la actividad boxística istmeña de 2024, con una función para la historia en la Arena Panamá Al Brown, de Colón, cuando ocho púgiles, tres de ellos debutantes, se enfrascaron en la primera fecha de una eliminatoria para coronar por segunda vez a un campeón nacional de los pesos pesados.

 

El veterano promotor Sergio González, de la empresa Máster Promotion, busca rememorar viejos tiempos, cuando montó una serie eliminatoria para coronar a un campeón nacional pluma, con la entonces promotora Mi Posada.

 

González en los inicios de los años 90 se dio a la tarea de buscar al mejor peso pluma nacional, jornadas realizadas principalmente en la Arena de Colón, donde participaron boxeadores como Manuel Mejía, Juan B. Torres, Hilario Guzmán, Pedro López y Florentino Campbell.

 

Era una de las categorías más movidas del patio, pero por momentos sin campeón porque o no duraban o se tardaban mucho en programar un pleito por la faja nacional.

 

Lo realizado en los 90 no fue una eliminatoria como la que de ahora, pero fue una iniciativa que llevó mucha gente a los gimnasios, cuando la categoría de las 126 libras estaba poblada de buenos gladiadores.

 

Otros que andaban por allí eran Orlando Soto, Nirox Escudero, Gerardo López y Jesús Gutiérrez y en sus últimas jornadas, Pascual Patterson y Marcelo Beckford.

 

No podría negar que proyectos similares se llevaron a cabo en otras categorías, pero jornadas como éstas, no recuerdo. 

 

Volviendo a la que fue la primera cartelera del año en Panamá, los mastodontes Gilberto Davis, Cristián Cárdenas (debutante), Abelardo González y Rudy Santos Romero salieron victoriosos y se presentarán en otra próxima función, en lo que podría llamarse la fase semifinal del torneo pesado.

 

Davis enfrentó a Ricardo Cristóbal, Cárdenas al también debutante Marvin Mendoza, González a Víctor Delgado y Romero al debutante Carlos Ferron.

 

Panamá nunca ha sido territorio para púgiles más allá de las 160 libras, aunque hace una centuria vio coronar a su primer monarca pesado del Istmo, cuando el colonense King Solomón se hizo con el título que estaba en manos de un extranjero, como era la costumbre.

 

A finales de los años 70 apareció un muchacho espigado y delgaducho apodado ‘Negritillo’, Luis Lozano, a quien el inmenso Máster Gómez no solo presentó como la gran esperanza panameña de los pesados, sino que, inclusive, influyó para que lo clasificaran.

 

Sin embargo, su clasificación en la Asociación Mundial de Boxeo se registró en los semipesados, porque ni con ropa de invierno y mojado, pudo sobrepasar las 190 libras.

 

Ahora, fue una época en la que no existía la división Crucero (200 libras), por lo que pesar más de las 175 libras, dominios de la división semipesada, era sinónimo de ser un peso pesado en toda la línea.

 

‘Negritillo’ llevaba una vida profesional algo aceptable para lo que se daba en la división, pero el día en que debió coronar su carrera al disputar el título nacional semipesado, cayó por decisión frente a Tommy Ortiz, el hijo del ‘Sangre de Toro’ colonense.

 

Ortiz era un púgil con mucha mejor formación boxística que Lozano, además de que en su esquina tenía a su padre, lo más parecido a Gregory Benítez, el papá del ‘Radar’ boricua, Wilfred Benítez, cuya filosofía era “ganar o morir en el intento”, no existían matices. 

 

Después le llegó el turno al ‘Leñador’, Luis Andrés Pineda, a quien alguna vez pensaron ubicarlo entre los pesados, pero no era lo suficientemente alto para la división, además de que para entonces (1996) sus 200 libras apenas alcanzaban para la división Crucero, donde hizo algo de bulla y ganó títulos regionales y llegó a disputar, aunque infructuosamente, un título mundial.

 

Así es que la eliminatoria pesada es algo diferente a lo acostumbrado hasta ahora en el patio y, posiblemente al final, sus protagonistas no suban la loma del estrellato, pero serán gladiadores locales que, buscando la gloria y las salvas del respetable, animarán un poco este difícil negocio.

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