Davis Romero, el ex grandes ligas de mayor impacto en nacionales
Por Nicolás Espinosa Serrano
Casi una veintena de peloteros istmeño que jugaron en las Ligas Mayores, han llegado en algún momento a reinsertarse en los campeonatos nacionales, dándole mayor envergadura y calidad a dicha competición.
La posibilidad de jugar pelota en su patio, revitalizar sus carreras o culminarlas donde todo empezó, son algunas de las razones por las que estos aún jóvenes talentos regresan al país.
Lo cierto es que desde que Carlos César Maldonado vistió la franela de Panamá Metro en los años 90, tras su paso por las Mayores, la pasarela ha sido lo suficientemente buena, aunque no abundante, para el deleite de los fanáticos.
Algunos de estos peloteros que emigraron, la gran mayoría lanzadores, tuvieron muy poca actividad en la Carpa Grande, pero otros sí contaron con el tiempo suficiente para desarrollarse.
En ese sentido, Ramiro Mendoza y Carlos ‘Calicho’ Ruiz han sido los más connotados en llegar a la pelota istmeña, principalmente por el destacado y prolongado trabajo que tuvieron.
El santeño Mendoza jugó por diez temporadas (1996-2005) con los Yanquis de Nueva York y Boston, y estuvo involucrado en cuatro series mundiales de los primeros (1996-1998-199-2000) y en la primera de Boston (2004).
Mientras que el chiricano Ruiz estuvo 12 años entre los Filis de Filadelfia (once), Dodgers de Los Ángeles y Marineros de Seattle, en los que también ganó anillo de serie mundial e involucrado en cuatro partidos sin imparables.
También podrían anotarse el santeño Randall Delgado, el colonense Manny Acosta, el chilibreño Manuel Corpas y el vaquero Rubén Rivera, en cuanto a años de servicios.
No obstante, la actuación que ha tenido un mayor impacto en los torneos de la categoría mayor, es la del izquierdo coclesano Davis Romero, quien se integró a los torneos nacionales a partir de 2010.
Maldonado, el primero
Pero, iniciemos por donde se debe, desde el principio.
A mediados de los años 90, la Federación Internacional de Béisbol Aficionado (IBAF) eliminó todo vestigio de amateurismo de su organismo y con ello, las restricciones de participación de los peloteros profesionales.
Esto les dio la oportunidad a decenas de peloteros en el béisbol nacional, que por diversos motivos fallaron en su incursión profesional o que participaron en las Ligas Mayores en Estados Unidos.
Es así como en 1998 se da la primera actuación importante, cuando el lanzador capitalino Carlos César Maldonado (Kansas City, 1990; Milwaukee, 1993), incursiona en el torneo mayor como relevista.
En esa campaña, el
derecho salvó cinco partidos y lideró el departamento de efectividad con 1.48
en 24.1 episodios.
Dos años después llegó el capitalino Enrique Burgos, quien había trabajado con Kansas City (1993) y San Francisco (1995), como abridor de los metropolitanos.
Un detalle importante en el debut de Burgos (marzo, 2000), es que marca la primera ocasión en que dos ex grandes ligas participan en el béisbol nacional, ya que Maldonado fue quien cerró ese encuentro frente a Coclé.
Luego aparecieron los lanzadores Manuel ‘Manny’ Barrios (2003, Chiriquí) y Rafael Medina (2004, Metro), el jugador de cuadro capitalino José Macías (2004, Metro) y los bocatoreños Sherman Obando y Orlando Miller (2004, Bocas).
El ‘Brujo y ‘Calicho’
Si bien Ramiro Mendoza y Carlos Ruiz jugaron en la pelota nacional con casi diez años de diferencia, sus contrataciones causaron similares reacciones en el béisbol local.
Ambos venían de triunfar a nivel personal en las grandes ligas y ganado series mundiales, por lo que la pelota nacional se vestía de traje largo con sus participaciones.
Sin embargo, los pocos años que jugaron, evitaron que la fanaticada, principalmente de Los Santos, en el caso de Ramiro, y de Chiriquí, en el de ‘Calicho’, disfrutaran un poco más de esos grandiosos momentos.
Mendoza jugó dos temporadas con Los Santos (2009 y 2010) y estuvo involucrado en el título que obtuvo en ese primer año, cuando tiró toda la ruta y logró el triunfo.
Mientras que Ruiz lo hizo en las campañas 2018 y 2019, donde Chiriquí alcanzó un título y un segundo lugar. Hay que destacar que el máscara chiricano había jugado en el equipo mayor e inclusive, utilizado como lanzador, antes de ser grandes ligas.
Romero, el más relevante
El izquierdo coclesano Davis Romero es, a no dudarlo, el ex grandes ligas que mayor impacto ha tenido en la pelota nacional, desde que llegó para el torneo del 2010.
Es cierto, Romero está involucrado en la
pelota mayor desde el 2001, cuando vistió la franela chiricana, y luego volvió
en el 2003 con Coclé, pero fue en su época de novato en el béisbol rentado.
Debido a las lesiones, Romero solo tuvo un
año en las grandes ligas con los Azulejos de Toronto (2006), situación que
logró salvar dos años después, pero ya no pudo volver al mercado grande
estadounidense.
Esto lo llevó a retomar su carrera en los torneos nacionales, donde ha estado por los últimos trece años haciendo un estupendo trabajo como abridor, aunque en ocasiones ha trabajado como relevo.
Los años 2016 y 2017 quizás sean los mejores para el coclesano, ya que fue el líder en ponches propinados al finalizar la serie regular, con un total de 48 y 39, respectivamente.
En ese primer año tuvo marca de 5-2 y 82 ponches con las novenas de Coclé y Bocas del Toro. En la primera fase tuvo récord de 3-1 y ponchó a 48, y en la segunda con los bocatoreños, su foja fue de 2-1 y abanicó a 34 contrarios.
En la siguiente
temporada con Colón tuvo foja de 10-0. Romero ganó cinco partidos en la serie
regular, dos en la serie de ocho, otros dos en la semifinal, y uno más en la
final. Además, salvó un encuentro.
En esa campaña abanicó a 66 contrarios, 39 de ellos en la primera fase, ocho en la segunda, 13 en la tercera y seis en la cuarta, además de líder en blanqueos con cuatro.
Los diez triunfos los hizo empatar una marca de
más victorias en un año, que poseían el chiricano McArtur García (1974) y el capitalino Wilfrido
Córdoba (1981), aunque fue la primera vez que se registra en un torneo de más
de dos etapas.
Dos años después, fue el más sobresaliente en ponches con un total de 88,
tras participar con su provincia natal, con Colón en la serie de Ocho y con
Herrera en la semifinal.
Además,
tuvo tres blanqueos.
Esta
labor lo ha convertido en uno de los serpentineros más dominantes de los
nacionales, papel que una vez tuvieron en la pelota local Roberto ‘Flaco Bala’
Hernández, Crispín Poveda y Darío Agrazal.
Sus
números tras casi tres lustros lo ubican entre los máximos ponchadores de los
campeonatos, con más de 600; y el segundo lanzador activo con más victorias
detrás de Luis Machuca.
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