Enrique Pinder: de látigo aprendiz a campeón mundial de boxeo
Por Nicolás Espinosa Serrano
Enrique Pinder alguna vez pensó en ser jinete, al igual que los afamados látigos Manuel ‘Mañe’ Icaza y Braulio Baeza, pero la ‘Chomba Loca’ lo hizo cambiar de opinión.
Era un chavalo de unos 14 años, cuando sin imaginar lo que ocurriría esa mañana, montó a la inquieta yegua de peculiar nombre, en el vetusto óvalo juandieño.
Enrique ‘Maravilla’ Pinder recuerda sentado en un sillón de su residencia en Cerro Viento (San Miguelito), ese hecho que le cambió la vida para siempre.
“Iba a ser jinete, pero una vez me caí de una yegua y no me gusto para nada, así que me fui directo al gimnasio de El Marañón a seguir mi carrera de boxeador”, recordó.
En esa época, era apenas un pimentoso abrebocas, que llegó a forjarse una carrera en las filas aficionadas con 44 combates, apenas tres descalabros, antes de dar el salto a la profesional.
Ese fue el récord en las filas aficionadas del quinto campeón mundial que tuvo Panamá, cuando en 1972 venció al mexicano Rafael Herrera y se hizo del cinturón gallo de la AMB y del CMB.
Hoy, aquejado de un problema cardíaco, el excampeón de 74 años está a la espera de una operación de cateterismo, pero mientras eso ocurre, nos habla un poco de su historia.
Del Marañón a Colón
Pinder se siente colonense, a pesar de que nació y se crio en el populoso barrio capitalino de El Marañón.
En ese barrio transcurrieron sus primeros años, sus primeros juegos, sus primeras enseñanzas escolares y su aventura en el track juandieño con la ‘Chomba Loca’.
Aún así, el exmonarca se identifica con la Costa Atlántica, con su historia, sus fiestas y su música, porque fue allí donde su carrera tuvo un nuevo inicio y donde aprendió lo necesario para ser campeón.“Mi carrera boxística fue hecha en la ciudad de Colón. Mi carrera había comenzado acá en Panamá, pero luego de perder con Orlando Amores, don Isaac Kresh me invitó a su cuadra”, contó.
“Tenía como 24 años, cuando después de la pelea con Amores, Kresh me dijo que tenía la clase para ser campeón del mundo”, añadió.
En la Costa Atlántica se unió a los dos únicos miembros que tenía Kresh en su cuadra, Ernesto ‘Ñato’ Marcel y el propio Amores, y se aloja en la casa del primero, donde la señora Guillermina Lashington de Marcel lo acoge como un miembro de la familia.
Los entrenamientos se realizaban en la Arena de Colón o en la parte de arriba de la cantina Savoy, cuyo local era utilizado como centro de apuestas de las carreras de caballos.
La faja americana
Pinder estuvo en dos ocasiones en sus primeros años de carrera, en los Estados Unidos.
En la primera oportunidad fue invitado por Ismael Laguna que, para ese entonces vivía en Nueva York; y la segunda, cuando estuvo bajo la dirección de Kresh.
“Laguna me contactó para que fuera a pelear a Estados Unidos. Hice una pelea, la cual gané por decisión, pero realmente no me gustaba estar lejos de Panamá, así es que me regresé”, explicó.
En esa oportunidad, enfrentó al local Carlos Zayas, en el National Maritime Union Hall de New York, en septiembre de 1968.
Tres años después ganó el título nacional gallo de los Estados Unidos (NABF), al vencer por decisión al boxeador local Davey Vásquez, a quien volvió a enfrentar y a derrotar por la misma ruta.
“Kresh inventó de que había nacido en Rainbow City (Arco Iris, Colón) y todo aquel que nacía en la Zona del Canal era americano, así que pude disputar el título nacional norteamericano”, reseñó.
“Fui campeón nacional estadounidense, siendo panameño”, agregó jocosamente.
Pinder también fue campeón nacional de esa división, cuando obtuvo una decisión unánime sobre Cammy Beto, en el gimnasio Neco de la Guardia en mayo de 1970.
Sus entrenadores en Colón fueron Ernesto Chanon, Earl Farmun y Samuel ‘Cerebro Brings’ Steal, y en Panamá estuvo con ‘Conga Darling’, entre otros.
Conquista la faja
El expúgil capitalino logró importantes triunfos, que le permitieron escalar posiciones en las clasificaciones mundiales y recibir su primera oferta para pelear por un título.
“Estaba clasificado de décimo del mundo, cuando a Kresh le ofrecieron una pelea con el campeón Rubén Olivares, pero la rechazó porque sentía que estaba muy joven y no llevaba chance”, sostuvo.
“Me dijo que siguiéramos escalando en las clasificaciones, hasta que llegara una nueva oportunidad y ésta llegó, cuando siendo el cuarto del mundo, le gané al mexicano Memo Espinosa y la AMB me clasificó como número uno”, precisó.
En el ínterin, Olivares había perdido con Rafael Herrera y se concertó el pleito, con la confianza de que se ‘comerían un pescadito’, debido a las derrotas de Pinder ante los mexicanos José Luis Meza y Salvador Lozano.
Los mexicanos nunca pensaron que Pinder seguía la carrera de Herrera y estaba convencido de que le ganaba, porque “era un boxeador muy parado”.
Y lo venció, el 29 de julio de 1972.
“Le gané de 12 a 13 asaltos, aunque en el noveno asalto le sentí un buen golpe, que pude asimilar porque estaba bien preparado, porque tiempo atrás me hubiera noqueado”, explicó.
“Mi mayor habilidad era la velocidad de brazos y piernas, tenía muy buena escuela boxística, pero no pegaba y no aguantaba mucho, además de que siempre fui un peso gallo inflado”, abundó.
Única defensa
Pinder se vio abocado casi que de inmediato a jugarse el título mundial, debido a que su manejador había firmado dos pleitos, uno a diez asaltos y otro por el cetro, con los mexicanos.
Los empresarios detrás de Herrera, manejaban también los intereses del prospecto mexicano Romeo ‘Lacandón’ Anaya, así es que presionaron para que se cumpliera con el contrato.
“Le dije a Kresh que quería pelear con Rodolfo Martínez porque era el pleito mandatario y porque lo vi pelear aquí con (Jorge) Miranda y no mostró nada, pero Isaac era un hombre de palabra y cumplió las dos opciones”, refirió Pinder.
El entonces campeón gallo enfrentó en un pleito a diez asaltos al mexicano Chucho Castillo, a quien derrotó en el Forum de Inglewood, pero en el choque titular cayó en tres asaltos en el Nuevo Panamá ante Romeo Anaya.
Ambos volvieron a enfrentarse, pero en California, donde se registró el mismo resultado.
“Anaya pegaba muy fuerte y yo no aguantaba, a pesar que tenía escuela y todo, pero cada vez que me tocaba, se acababa la pelea”, apuntó el panameño.
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