El breakdance, un baile que será protagonista en París 2024

Por Nicolás Espinosa Serrano

 


El Comité Olímpico Internacional (COI) está ampliando su espectro deportivo, mientras amenaza a algunos ancestrales deportes con dejarlos en el camino, a falta de una política de trabajo más estable y transparente. 

Ayer entraron el skateboard, la escalada deportiva y el surf y mañana lo hará el breakdance, como parte de un programa de competencia que busca frescor y dinámica en los juegos olímpicos. 

Unida a esta apertura está la diversificación y equidad dada a partir de Río 2016, con actividades mixtas en el atletismo, la natación, el tiro y el tenis de mesa, entre otros. 

Es cierto que las innovaciones no afectan, de momento, los programas deportivos de las competiciones regionales en los diferentes continentes, pero es un movimiento que incidirá en algún momento.  


Es por ello que, frente a estas nuevas ofertas olímpicas, que no lo son tanto en el devenir histórico de algunos, se preparen un sinnúmero de actores en una cantidad similar de países.

Es el caso del breakdance, una de las invitadas a participar en París 2024, al igual que la escalada, el surf y el skateboard, que ya tuvieron un paso triunfal en Tokio 2020.

El breaking, como suele llamarse, es un baile urbano nacido en los años 70 en las calles neoyorquinas del Bronx, y que hoy es practicado en muchos países, incluyendo a Panamá.   

Sin embargo, su incorporación apenas se dio en 2018, en el marco de los Juegos Olímpicos de la Juventud de Buenos Aires, donde asombraron a los directivos del COI por su explosividad y audiencia.

De la calle al plató 

Ahora, la incorporación del breaking al programa olímpico no fue sorpresiva, aunque sí inesperada. 

Es decir, para los agremiados de la Federación Internacional de Danza Deportiva (WDSF), su llegada al panorama olímpico en 2018 los hacía pensar en grande, pero nunca que su espera fuera apenas de seis años. 


El karate, por ejemplo, el arte marcial más practicado en el mundo, tuvo que esperar 40 años para estar en unas Olimpiadas (Tokio 2020), y no lo estará en París. 

Esta sorpresiva integración olímpica ha puesto en corredera a todos los involucrados, porque tendrán que agremiarse y lograr el reconocimiento de su respectivo comité olímpico.

Aunado a esto, está el hecho de que ‘por razones obvias’ esta disciplina callejera no cuenta con recursos y, si bien, la WDSF sí los tiene, no está en capacidad de darle a todos. 

Además, la WDSF está concentrada en capacitar a su personal sobre el sistema de calificación propuesto, ya que se busca presentar el aspecto competitivo del baile, sin eliminarle su esencia y alto contenido cultural. 

También falta por definir si habrá diferentes categorías y si será solo individual. 

Panamá, en lista

En Panamá se creó la Asociación Panameña de Baile Deportivo (APB) en 2021, tras unos meses de integración, agrupamiento y formación como entidad deportiva. 

El presidente de la APB es Luis Campbell, un joven capitalino de 38 años, que está junto a sus compañeros en la etapa de reclutamiento y organización de eventos. 

Si bien el breaking se practica en todo el país, se hace de manera orgánica y sin reglas definidas, por lo que la asociación apenas la conforman una veintena de jóvenes entre los 8 y 35 años. 

“La asociación tiene afiliados a nivel nacional, pero si lo comparamos a la cantidad que baila de modo cultural (informal), son mucho menos porque no cuentan con los recursos para entrar en un ciclo de desarrollo”, explicó. 

No obstante, la asociación cuenta con Ricardo Guevara, un joven de 30 años, que tiene algo más de diez años en la actividad y ha competido exitosamente en Centroamérica. 

Las personas que desean pertenecer a la APB deben pagar una cuota anual, ya que la misma no tiene recursos ni es subvencionada por Pandeportes o el Comité Olímpico, aunque a este si está afiliado. 

En un principio se realizaron actividades en algunas provincias para promocionar la entidad y lograr afiliados, pero las convocatorias resultaron muy bajas, por lo que optaron por efectuarlas en la capital. 

Campbell indicó que el baile es aprendido por chicos (Bboying) y chicas (Bgirling) en forma empírica, pero una vez en el plano competitivo, entra el entrenamiento físico y técnico especializado. 

Esta particularidad es donde está realmente la diferencia a lo que se hace en el baile urbano, y en la que podría incluirse una vestimenta regulada para los juegos de Paris. 

Los directivos de la asociación tienen algo más de veinte años de practicar el breaking, pero ahora han tomado el papel de instructores y administradores de una actividad, en la que inclusive compitieron en el exterior. 

La APB estuvo un tiempo alojado en uno de los locales que le ofrecieron los administradores de la Ciudad del Saber, pero hoy entrenan en la Academia FullStyle Society del Centennial Plaza.  

Grupos internacionales 

Panamá está muy lejos de países latinoamericanos como Colombia y México, que han organizado eventos internacionales y cuentan con una cuota significativa de afiliados, pero no es la única en la región. 

En Centroamérica ha existido un movimiento significativo en los últimos 20 años, aunque el hecho de que sea un baile con orígenes urbanos y asociado a bandas y pandillas, para que no tenga mucho atractivo en sectores influyentes. 


Campbell detalló que el baile nació asociado a la cultura hip-hop y lo que se buscaba era solventar los problemas que tenían los jóvenes, a través del baile y no a los golpes. 

Reconoció que muchos que lo practican no tienen conocimiento de sus orígenes, aunque estén conscientes que implica valores y disciplina, igual que cualquier deporte que se practique con la intención de que haya un cambio social. 

Actualmente, no hay una organización latinoamericana que dicte normas a nivel regional, pero existe comunicación entre las asociaciones para compartir experiencias y organizar eventos. 

En 2021 algunas federaciones organizaron competencias e intercambios como preparación a las futuras eliminatorias, pero la APB no pudo asistir por falta de financiamiento. 

Aún, el dirigente y su grupo de trabajo están optimistas, porque es la oportunidad ‘en grande’ que esperaban, para mostrar su talento y su baile.

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