Gianna Woodruff, la gacela de un deporte desestimado en Panamá
(hablemosdeportes2.0@gmail.com)
La vallista Gianna Woodruff se ha constituido en la figura del atletismo panameño y, quizás, del deporte local en 2021.
Su séptimo lugar en la final de los 400 metros con vallas de los juegos Olímpicos de Tokio 2020 y su magnífica presentación en la Liga de Diamante, así lo confirman.
Woodruff, de padres panameños y de nacionalidad estadounidense, compite por Panamá desde el 2016 y desde ese momento, se ha colocado entre las primeras diez del continente.
Lamentablemente, ese gran momento por el que pasa Gianna en su vida deportiva no es el mismo por el que atraviesa el deporte en Panamá, donde no hay una pista decente para su práctica.
Mientras esto siga ocurriendo, ningún atleta que se encuentra en el exterior y que nos representa internacionalmente, como es el caso de Gianna, Rolanda Bell y Alonso Edward, podría ser visto en acción, porque no existe un coliseo adecuado para ello.
No está de más decir que, mientras esta situación persiste, los atletas locales practican literalmente en el patio de sus casas, porque la otra opción y peligrosa, es hacerlo en las calles de nuestras ruidosas y congestionadas avenidas.
Pero, no solo es la falta de instalaciones deportivas sino también del material humano adecuado para trabajarlo, pulirlo y llevarlo con éxito a las pistas.
El veterano educador físico Pedro Aguilar realiza un proyecto, con el que busca encontrar el material atlético necesario y adiestrarlo.
El proyecto, conocido como ‘atletismo en la calle’, no es nuevo, pero en su opinión, en un buen momento para sacarlo de los escritorios y llevarlo a la práctica.
Aguilar ha dotado a algunos niños de zapatos de correr, pero la gran mayoría lo hace con sus propias indumentarias.
En busca del material
Los niños son de la comunidad de Viejo Veranillo en el corregimiento de Curundú, cerca al estadio olímpico Juan Demóstenes Arosemena, quienes son divorciados de sus ratos de ocio para concentrarse en uno de los deportes más completos del mundo.
Sin embargo, el trabajo no es fácil, porque no solamente es ‘echarle ganas’ a la labor de reclutamiento, sino buscar un espacio en la apretada agenda del maltrecho estadio Javier Cruz, del colegio Artes y Oficio, para poder entrenarlos.
Casi la totalidad de esa agenda, de lunes a viernes, es ocupada por el fútbol, y los fines de semana, también.
Lo más extraño de todo, es que quien hace las veces de administrador del coliseo no es funcionario del ministerio de Educación, dueño de la estructura, sino de un equipo de fútbol de San Miguelito.
Es decir, que personas extrañas a la institución, a ciencia y paciencia de los directivos del colegio artesano, manejan a su antojo la instalación, dejando a un lado la obligatoria responsabilidad que tienen con los vecinos de su propia comunidad.
La desagradable e inexplicable experiencia no es única en la capital y, tal vez, exista la intención por parte de entrenadores de múltiples deportes de salir a las calles y hacerse de algún talento escondido, pero ¿Dónde entrena?
Es cierto, no hacen falta canchas o pistas de última generación para instruir, principalmente cuando estamos en una primera etapa de reclutamiento y masificación, pero una gran parte de las instalaciones deportivas están para llorar, incluyendo las de los centros de estudios.
No podría ubicar entre estos a la pista ‘Óscar Suman Carrillo’, de la Universidad de Panamá, en la Transístmica, porque hace mucho tiempo que no paso por allí, pero que esté cerrada desde casi dos años por el asunto de la pandemia, es grave.
Es grave porque allí es, según lo informado, donde está prevista la parte práctica del seminario, que dictarán los técnicos jamaicanos a finales de octubre.
Lo es porque entendemos todas las medidas sanitarias que puedan tomarse, pero el virus no se irá jamás. Es decir, que hay que aprender a convivir con él, y mientras tanto, la instalación se deteriora por falta de atención y del calor humano.
A la espera de seguimiento
Uno de los ejemplos más palpables de la desatención de nuestros coliseos, por parte de las autoridades, es la pista de atletismo en el colegio Pedro Pablo Sánchez, de La Chorrera, cuya construcción está paralizada desde el 2019, mucho antes de que llegara la pandemia.
Una vista aérea deja ver un majestuoso campo para la práctica del atletismo, pero una vez en tierra se percibe la falta de atención de un coliseo, que no solo pudiera responder a la demanda propia del centro educativo sino de la propia provincia.
En esa pista se formaron las hermanas Andrea y María Ferris, medallistas en varios torneos regionales, y otra cantidad importante de deportistas, que han representado a Panamá.
La información que tenemos es que se prevé contar con grama natural, lo que sería ideal para el desarrollo de atletas.
Otro colegio, centro de actividad del atletismo interiorano es el Ángel María Herrera, de Penonomé, donde se practica en una pista de tierra, y que cuenta con el terreno suficiente para adecentar la instalación.
Esa pista fue una de las mejores en todo el país e inclusive el finado 'Puma' Caicedo llegaba desde la ciudad capital, para dictar charlas y clínicas sobre atletismo.
En el IPT de Azuero, en La Villa, se contaba con una pista de gravilla,
pero se construyó una cancha sintética y eliminó de raíz todo vestigio de
actividad atlética.
Algo similar aconteció en Santiago de Veraguas, donde el grueso de las actividades se realizaban en una pista de arenilla que tenía el estadio Toco Castillo, pero se eliminó en su reconstrucción.
Finalmente, en la provincia de Chiriquí tampoco hay muchas opciones,
aunque una de las que más se usa es la pista de la Universidad Autónoma, que se
piensa reacondicionar, lo que sería una tremenda opción
para este deporte en la región.
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