“Mi honor y orgullo fue siempre jugar para Coclé”, Tomás Simittí

Por Nicolás Espinosa Serrano
(hablemosdeportes2.0@gmail.com)

Uno de los equipos provinciales de Coclé en los que militó Tomás Simittí (27), quien se encuentra en la segunda fila. 

Su nombre es recordado en todos los círculos deportivos de Coclé; lo recuerda el béisbol de todo el país. Sin ninguna duda, uno de los más prolíficos bateadores que ha dado esta disciplina. 

Hablamos de Tomás Simittí, alguna vez el ‘rey’ de los imparables.

Los campeonatos nacionales de béisbol tienen figuras de las que podrían escribirse fácilmente muchas historias, ya sea por sus anécdotas o por lo que aportó al engrandecimiento de este deporte. 

Este es el caso de Tomás Simittí, un deportista que por su rendimiento y accionar se fue, silenciosamente, apartando de los jugadores ordinarios para escribir su propia historia. 

Hoy, aquejado por una enfermedad incurable que lo tuvo al borde de la muerte, recuerda detalles exactos de su accionar en la pelota coclesana y su paso por el equipo que le dio a su provincia en 1987, el único título en la categoría mayor. 

‘Los hijos predilectos’

 “Comencé en la categoría infantil en 1970, cuando representé a Coclé en los primeros juegos infantiles. Era el tiempo en que los niños, eran los hijos predilectos”, recordó Simittí. 

Siguió jugando ‘por lo llanos’ de su tierra natal, incluyendo en su comunidad de Llano Grande, hasta que quedó incluido en el equipo provincial que participó por dos años consecutivos (1977 y 1978), en un torneo nacional Mayor B. 

En 1979 ingresa al equipo mayor, una selección con muchas ganas, pero con pocas opciones de clasificar entre los mejores. 

Tomás Simittí fue campeón bate en 1986, un año antes de la conquista del título nacional.

“En ese tiempo se clasificaban seis equipos y nosotros, casi siempre, nos quedábamos en la primera vuelta, hasta que en 1984 nos metimos”, relató. 

“Esa vez, el presidente de Liga quedó tan contento que nos hospedó en un hotel en Aguadulce y nos puso un bus. Sin embargo, tuvimos que esperar dos años más para estar entre los cuatro grandes”, señaló. 

Fue una época especial para Simittí y sus compañeros de equipo, más allá del hecho de que no pudieran estar entre los grandes, y que no alcanzaran los objetivos propuestos. 

“Fueron momentos muy gratos. Verdaderamente en ese tiempo, jugábamos por la camiseta, nos sentíamos orgullosos de llegar con el uniforme sucio y usarlo así, al día siguiente”, sostuvo. 

“Era para mí un honor y orgullo jugar con el nombre de Coclé en el pecho. Eso lo viví en carne propia y fue como un sueño”, añadió. 

Coclé, el mejor de todos

Fue tal vez esa pasión que llevaban a cada partido y marcado en cada temporada, que les dio la posibilidad de coronarse campeones en la temporada de 1987, cuando barrieron a la novena de Los Santos. 

“Eso para mí ha sido lo más grande que he vivido, más que el hecho de haber quedado campeón bate en 1986 porque fue un logro personal, pero el ser campeones fue algo que disfrutamos con la familia, amigos y la fanaticada”, resaltó. 

Efectivamente, ese año se conjugaron muchas cosas, una de ellas fue ganar 22 de los 28 encuentros realizados, sumando las tres series que se realizaron. 

Así como los aportes ofensivos de Rigoberto Villarreal, campeón jonronero (8), y de René González, el mejor en triples (5); y del trabajo en el montículo de Darío Agrazal y Arístides Núñez, entre otros. 

Dimas Delgado estuvo al frente de la dirección del equipo de Coclé, cuando conquistó el título.

Sin embargo, después de ello desapareció la magia. Coclé, con Dimas Delgado en la dirección, volvió en cinco oportunidades a estar en una final, pero nunca lograron otro pendón. 

“Fueron momentos buenos y duros al mismo tiempo, porque ya habíamos sido campeones. Antes de ganarlo, la fanaticada se conformaba con quedar entre los cuatro, pero después en nosotros quedó siempre algo de decepción”, explicó. 

“Recuerdo que la segunda ocasión en que quedamos subcampeones, nos recibieron como si hubiéramos ganados, pero no me cayó bien porque no lo merecíamos, a pesar de que batallamos y dimos el cien por ciento para llegar”, ahondó. 

Simittí dijo que fueron momentos difíciles, porque hubo críticas de mucha gente, incluso de técnicos que aseguraban que con su dirección, Coclé hubiera podido ser campeón nuevamente. 

“Algunos señalaron que nos faltó dirección, pero esas fueron sus opiniones y nosotros se la respetamos en su momento, como respetamos a la persona que nos llevó al campeonato en 1987”, señaló. 

En la disputa de los 600

Simittí bateó 694 imparables en 21 años de pelota mayor con Coclé, una cantidad casi que inimaginable en esa época para cualquier jugador. 

No obstante, el registro que el ex pelotero siempre guardará es el de los 600 imparables y no solo por ser el primero en lograrlo, sino por la encarnizada batalla que libró con el metropolitano Rodrigo Merón. 

Ambos batallaron por ser el primero, pero al final, Simittí lo logró el 15 de marzo de 1997. Merón, mucho después. 

“No se me olvida que cuando estábamos en los 500 y pico de imparables, la fanaticada en el Juan Demóstenes me hizo bullying. Esa noche, Merón bateó de 4-3 y quedó a tres hits de empatarme, no me acuerdo a qué cantidad”, recordó. 

“Al término del partido, el anunciador informó que me había ido en blanco en tres turnos, y todo el estadio estalló en un bullón, que realmente no me cayó bien”, ahondó. 

El ex pelotero recordó otro pasaje que los involucró a ambos, mientras estaban en esa ansiada búsqueda de los 600, que se dio al año siguiente, cuando Merón formó parte de la ‘Leña Roja’ como refuerzo. 

“Estábamos entrenando en el Remón Cantera, cuando llegó Dimas Delgado de la reunión donde se escogieron los refuerzos, para la serie de cuatro de ese año”, precisó. 

“Dimas se nos acerca y dice que escogió a Merón. Varios peloteros se me acercaron y me preguntaron, si la idea era reforzar al equipo o que me pasara, no dije nada, pero no me gustó”, recordó. 

Lo cierto es que fue allí donde lo dejé regado, jugando para Coclé. Me dijo un día, ‘qué va Simi, bateas mucho, contigo no puedo’. Ese año, mis compañeros me decían: ‘Le pegas con el codos y das hits’”, señaló. 

Al borde de la muerte

Pero todo lo relatado es historia. Hoy, el ex atleta de 64 años sufre el Síndrome de Miastenia Gravis, caracterizado por la debilidad de los músculos voluntarios o esqueléticos. 

“Estuve al borde de la muerte. Estoy estable en la casa, aunque sigo enfermo”, explicó. 

El año pasado tuvo que ser llevado de urgencia a un hospital de la capital para ser atendido, por una enfermedad que en Panamá le da a una persona entre mil. 

“Especialistas de todo tipo me han visto (nefrólogos, neurólogos, urólogos, otorrino, neurocirujano), que me han recetado todo tipo de medicinas y dietas”, afirmó. 

Aseveró que mucha gente lo ha ayudado, pero el tratamiento es largo y las medicinas costosas, por lo que siempre agradecerá a quien le extienda la mano. 

“Muchos amigos me han ayudado. El presidente de la Liga, José ‘Chema’ Carranza, el vicepresidente Gaby Carrizo, quien puso un helicóptero para que me llevaran al hospital en la capital, donde estuve hospitalizado en cuidado intensivos”, indicó. 

“Mucha gente me ha ayudado, y eso lo agradecemos mi familia y yo. Algunos lo han hecho recordando mi época de pelotero, otros porque son mis amigos. A todos, les estaré agradecido eternamente”, concluyó.

Comentarios

Entradas populares de este blog

El ‘Loma’ subió la loma y vuelve al ruedo

El Olympic Colón y el difícil trabajo de formación futbolística

La calidad pugilística mundial, en deuda con la afición