Las pesas retrata la crisis que sufre el deporte istmeño

Por Nicolás Espinosa Serrano
(hablemosdeportes2.0@gmail.com)

Local de calentamiento del panamericano de pesas en Santo Domingo en el complejo.

Arnulfo Castillo entró al pabellón ‘José Joaquín Puello’ de pesas en Santo Domingo, observó el local en toda su dimensión, escuchó atentamente las instrucciones del anfitrión dominicano y salió del recinto. 

“Estoy en República Dominicana o será en México o Estados Unidos”, pensó Castillo, mientras se rascaba la cabeza y hacía una irónica mueca. 

El presidente y entrenador de la halterofilia en Colón forma parte de la delegación panameña, que asiste al torneo panamericano, uno de los dos torneos que otorga puntos para los Juegos Olímpicos. 

A esa faena fueron la capitalina Erika Ortega y el veragüense Ronnier Martínez, aunque el grupo está conformado por otros atletas que buscan mejorar sus registros. 

A propósito, Erika y Juan Batista tuvieron que ser atendidos este viernes por el médico de la delegación de Estados Unidos, porque los nuestros no llevaron. 

Ronnier Martínez fue en busca de puntos para su clasificación a los juegos de Tokio.

Castillo ha constatado la triste realidad que golpea a las pesas panameñas, y que en realidad retrata la crisis por la que pasa el deporte en Panamá, un país rico para unas vainas y pobre para otras muchas más importantes. 

Nuestros pesistas son meros espectadores, en una película donde los ‘starboys’ son de Estados Unidos, Cuba, República Dominicana y Venezuela. 

Un complejo de pesas 

Pero, dejemos que sea el propio Castillo que nos de su testimonio de una realidad que, en Santo Domingo lo golpeó casi que, como un gaznatón, en el rostro. 

“Lamentablemente nuestros atletas no pueden estar a ese nivel, donde sus colegas entrenan tres o cuatro veces al día. Los cubanos y colombianos tienen cámara hiperbárica, para la recuperación de sus atletas”. 

“Ellos entran a esas máquinas después de un entrenamiento en la mañana y salen listos para trabajar al mediodía; lo vuelven a hacer en la tarde”. 

“Vieras el pabellón de halterofilia, no es un gimnasio, es un complejo solo para este deporte y se supone que Panamá tienen más dinero que República Dominicana”. 

“¿Cómo crees que podemos estar a ese nivel?”. 

“Ahora, necesitamos que nuestros atletas se fogueen de alguna manera y tal vez algún día, uno de ellos pueda sobresalir, aunque es difícil si no tenemos el apoyo”. 

“Estuve hablando con los entrenadores cubanos y me dijeron que solo se habían podido concentrar por quince días, cuando por lo general para este tipo de competencia lo hacen por espacio de tres meses”. 

“Panamá no tiene ni gimnasio, en Colón estamos trabajando en la Arena después que nos tumbaron el local en el estadio Mariano Bula, pero de allí nos van a sacar un día de esto, porque la van a remodelar”. 

“Sin embargo, nosotros somos por ahora en lo referente a local, los mejorcitos, porque Panamá y Chiriquí no tienen dónde entrenar, y en Veraguas, gracias a Dios, un papá pudo construir un local en el garaje de su casa para que entrenaran”. 

“¿Cómo nosotros vamos a estar al nivel de estos competidores, con nuestra realidad? 

“Esta gente tienen a los masajistas y a los médicos a su lado, no es que hay que ir a una clínica a buscarlos. Vieras los equipos, las máquinas y la cantidad de plataformas que tienen para practicar”. 

“Bárbaro, hay una oficina para el doctor, otra para el nutricionista y no estamos hablando de un país europeo o de Estados Unidos, sino de República Dominicana, con quien debemos estar a nivel por la economía de Panamá, pero no es así”. 

“Cuando veo la diferencia abismal que hay entre ellos y nosotros, solo lo comparo a los estudiantes que en Panamá van a las mejores escuelas y a los que asisten en la montaña a las escuelas rancho”. 

“Esa es la realidad y da tristeza, pero qué vamos a hacer”. 

No creo que haga falta de nuestra parte, un comentario adicional.