REMEMBRANZAS DE ‘MINGO’ ROMERO, EL FOTÓGRAFO DE LOS CAMPEONES

 POR NICOLÁS ESPINOSA SERRANO

(hablemosdeportes2.0@gmail.com)

Domingo Romero jamás pensó que su vida iba a estar rodeada de gente sudorosa haciendo ejercicios o en abarrotadas conferencias de prensas; en fin, en medio de tanta gente y siendo uno de los protagonistas anónimos de esos escenarios. 

Eso nunca lo pensó cuando contaba con 20 años y era el mensajero en una agencia de publicidad. Es cierto, el mundo publicitario tiene mucho de ese protagonismo del que hablamos, pero de que Domingo estuviera allí con una cámara siendo parte de esa historia, no. 

El ex campeón Roberto Durán acompaña al ex monarca estadounidense Shane Mosley a una práctica matutina, durante su estadía en Panamá. Cerca, muy cerca, Mingo Romero.

Domingo o ‘Mingo’, como es más conocido en los medios, llegó al mundo del que no se separaría nunca más, cuando entró a trabajar de mensajero en la década de los 70, en el Sindicato de Periodistas de Panamá. 

“Allí conocí a Carlos Núñez, quien me dio mi primera cámara y varias clases de fotografía. Allí empecé tomando fotos policivas y de deportes, que se las vendía a la Editora Renovación (ERSA)”, recordó. 

El Sindicato fue una muy buena escuela y un lugar donde pudo hacer buenas amistades, que tiempo después le permitió cambiar de oficio, ya que recaló en el Municipio de Panamá, pero como fotógrafo. 

Después de ello y ya con una relación formal con los medios de ERSA (Matutino, Crítica y La República), no hubo inconvenientes en ser contratado en julio de 1982 para ser una de sus cámaras oficiales y cubrir todo tipo de eventos, entre ellos, el deporte. 

Sus primeros años 

Mingo vio sus primeros días en uno de los cuartos de las calles 8 y 9 de la avenida Central, de Colón, donde mucho tiempo después se dedicaba a buscar cangrejos con algunos amigos, entre ellos, el ex campeón mundial Jorge ‘Mocho’ Luján, y luego los preparaban para la venta. 

“Todos se vendían”, rememoró el hoy veterano de 70 años, hijo de Alejandrina Valle Quintero, oriunda de la población colonense de Escobal, y del cartagenero Rubén Darío Romero. 

Recordó algo de su infancia en Escobal, en la Costa Abajo de Colón, donde alternaba sus estudios con la venta de verduras en el pueblo, donde hizo amistad con Esteban Santamaría, quien se convirtió en uno de los grandes púgiles colonenses de la década de los 60. 

Mingo acompaña al súper campeón gallo, Anselmo 'Chemito' Moreno, quien se prepara para sus entrenamientos diarios. 

Escobal es un poblado que en otrora era muy visitada por su famosa feria del coco, y porque en décadas de los 20 y 30, principalmente, era el campo de entrenamiento por excelencia de algunos mastodontes boxeadores estadounidenses. 

Luego de esas vivencias, que ocuparon sus primeros diez años de vida, se mudó con su mamá y sus hermanos más pequeños a la capital, donde asistió a la escuela Pedro J. Sosa y conoció a Rafael ‘Brujo’ Ortega, quien llegó a conquistar la corona pluma de la AMB. 

En el mundo deportivo 

Mingo Romero se convirtió, según sus palabras, en el fotógrafo particular de Francisco ‘Papi’ Méndez, cronista especializado en boxeo del Matutino, y con quien diariamente salía a las calles a buscar notas sobre el deporte de las narices chatas. 

Ese mundo boxístico fue el que atrapó al fotógrafo colonense, que tras cumplir innumerables jornadas en los medios de ERSA recaló en el diario El Siglo, donde coincidió nuevamente con Papi Méndez, en ese entonces editor de las planas deportivas. 

“Con Papi íbamos hasta Colón a cubrir entrenamientos y funciones de boxeo”, señaló Romero. 

Fue junto a Méndez que conoció muy de cerca ese mundo sudoroso e ingrato del pugilismo, y conoció a renombradas figuras como Rigoberto Riasco, Jaime Ríos, Alfonso López y muchos otros, que llegaron a ser monarcas mundiales. 

Pero de todos ellos el que más recuerda con nostalgia es el darienita Pedro ‘Rockero’ Alcázar, a quien, según sus propias palabras, vio crecer en ese mundo, primero con Sergio González y después con Rogelio Espiño. 

Mingo Romero (Der.) recibe el permio al 'fotógrafo del año' de la Comisión de Boxeo, por parte del empresario Rogelio Espiño. 

Fue la primera vez que Romero tuvo la oportunidad de ‘pegarse al tren’ de un púgil desde sus inicios y fue por ello de su dolor, cuando falleció tan joven. 

“Fue un gran púgil, fue muy lamentable lo que le ocurrió”, destacó. 

Es indudable que en el boxeo local hubo, hay y habrá innumerables fotógrafos, pero muy difícil que puedan escribir con sus gráficas una historia tan abarcadora como la que ha hecho Mingo Romero.

La poca actividad y, principalmente, la pandemia del covid-19, le ha dado una tregua al veterano reportero gráfico, quien se mantiene atento a cualquier cambio de la situación, porque añora estar nuevamente en los gimnasios

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