Plinio Castillo, el hombre de las 'Pequeñas Ligas'
Por Nicolás Espinosa S.
(hablemosdeportes2.0@gmail.com)
Este artículo lo publiqué en La Estrella de Panamá, el 11 de abril pasado, como parte de mis colaboraciones que hago los lunes para este prestigioso medio.
La idea de repetirlo en este selecto espacio es porque siento la necesidad de volver a hacer este reconocimiento, a un hombre que, para mí, está entre los dirigentes deportivos de todos los tiempos, junto a figuras como León ‘Coco Liso’ Tejada, Milciades ‘Micho’ Blandón y Luis ‘Borriguero’ Ayarza, entre otros.
Las Pequeñas Ligas de
béisbol es el programa más completo que existe en cualquier disciplina en
Panamá y en la actualidad no es mejor, porque les hace falta herramientas para
su despegue total.
El programa se realiza de manera ininterrumpida desde hace más de 40 años, y actualmente cubre anualmente en casi todo el territorio nacional a unos nueve mil niños, entre los 9 y 16 años de edad.
La franquicia, si podemos llamarlo
de esta manera, originalmente fue creada en los años 50 del siglo pasado,
abarcando principalmente la actividad del área segregada de la Zona del Canal,
y a un pequeño sector de la capital.
Gracias a un grupo de dirigentes
visionarios del Club de Leones de Panamá, las Pequeñas Ligas comenzó a caminar
con Colón Guardia, Arcadio Silva, Heraclio Ruiz, Elías Torrero, padre, y los
técnicos Marcos Cobos y Alberto “Mamavila” Osorio, entre otros.
De la mano de estos señores se inició
oficialmente en 1977 los campeonatos nacionales infantiles, y tres años después
se participa en un Torneo Latinoamericano, con la dirección de Fermín
“Chompipa” Castañeda y Cobos.
Al año siguiente, el programa se
extiende al llevarse a cabo el primer nacional en la división intermedia.
Pero, el programa liderado por el
Club de Leones, de la mano de Alejandro Tiniacos, David Menasche y Mariano
Arosemena, se desbordó y después de dos lustros aproximadamente, hubo de crear
una entidad que se hiciera cargo de esa responsabilidad, que tan exitosa y
orgullosamente había cargado el grupo cívico.
Así fue que bajo el paraguas de la
Fedebeis se creó la Comisión Panameña de Béisbol de Categorías Menores de
Béisbol (Copabecame), siendo su primer director el profesor Colón Guardia,
alguna vez campeón jonronero en un torneo nacional de categoría mayor.
Dos destinos, una misión
Fue en esa época en que se cruzaron
dos destinos. La de las Pequeñas Ligas y la del dirigente Plinio Castillo,
enrolado al béisbol por una jugada del destino.
Su pasión por el deporte se
simplificaba solo hacia el fútbol. Leía con avidez las notas en los periódicos,
aunque con mayor atención hacia las que detallaban la actividad local,
principalmente las del Plaza Amador de sus amores.
Plinio se vio enrolado en el béisbol muy poco después de los juegos Centroamericanos y del Caribe de 1970, cuando el entonces premier de los árbitros y administrador del vetusto Juan Demóstenes Arosemena, Guillermo “Willie” Hinds, lo nombró su secretario y lo aleccionó sobre algunos secretos de esta disciplina.
En el ínterin, comenzó la
construcción de un complejo deportivo infantil a un costado del coliseo
olímpico, en el populoso barrio de Curundú, donde Castillo fue nombrado su
administrador.
'Aproveché, como era un complejo con
canchas para jugar fútbol, béisbol y baloncesto, para organizar una liga de
fútbol, que inclusive llegó hasta la categoría sub-23 y un torneo que bauticé
con el nombre de Mundialito', recordó.
Fue Alejandro Tiniacos quien le
recomendó reorganizar, igualmente, una liga de béisbol que ya existía, pero no
con la organización requerida. Así arrancó el torneo, entre los años de 1979 y
1980, y un deporte, que “apresó” a Plinio por las siguientes cuatro décadas.
En los siguientes años el programa
fue creciendo y Plinio sustituyó al profesor Colón Guardia como el director
nacional del programa, pasando de dos categorías a cinco, y la organización a
ser manejada por un patronato al entrar el nuevo siglo.
Mucho trabajo por hacer
A pesar de haber crecido y de ganar
varios títulos Latinoamericanos y cuatro mundiales, tres intermedios y uno
preintermedio, Castillo cree que hay mucho trabajo por hacer, así como muchas
necesidades.
'El desarrollo que ha tenido el
programa, implica que necesitamos de más voluntarios y de más instalaciones',
expresó.
Comentó que durante estas cuatro
décadas ha tenido grandes satisfacciones, pero también muchas decepciones.
'A veces resiento el no contar con
los recursos para hacer cosas innovadoras, para apoyar a alguna de las ligas o
tener un manejo mucho más independiente', matizó.
Asimismo, dijo que los entes
rectores del béisbol (Fedebeis, Pandeportes) deben supervisar el trabajo que se
realiza a nivel provincial, porque ya se está haciendo costumbre de que
peloteros aún en edad intermedia, participen en los nacionales juveniles.
Precisó que es necesario que el
pelotero crezca no solo técnica sino atléticamente, y eso solamente se obtiene
cuando el jugador está en la categoría que le corresponde.
Añadió que está consciente de que
puede darse el caso de que peloteros, por su capacidad, jueguen en una
categoría superior, pero son la excepción y no la regla.
Otro de los aspectos que frena el
desarrollo de las categorías menores es la falta de instalaciones adecuadas, en
todo el país.
'Tenemos muchos problemas para
realizar los campeonatos, porque a veces tenemos que jugar en barrios donde no
hay la mínima seguridad y, en otros, los campos no cuentan con un lugar para el
equipo técnico, gradas o baños.
Pese a todo, Castillo se regodea de
que la organización cuenta con un personal valioso, como Roberto Miller y
Martín Crespo, quienes han hecho de esta labor todo un apostolado.
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