El deporte paralímpico busca reconocimiento en Panamá

Por Nicolás Espinosa Serrano

 


El deporte ha mantenido su ritmo en todas sus instancias, en una muestra de que lo sucedido mundialmente en el aspecto sanitario fue un obstáculo, uno grande, pero no lo suficiente para que no pudiéramos sobreponernos. 

Una de las actividades que ha mantenido ese ritmo es el deporte paralímpico o adaptado, que ha proseguido sus competiciones en busca de sus mejores representantes para sus torneos regionales, mundiales y olímpicos.

No obstante, es el ‘patito feo’ de la familia deportiva porque no cuenta con los grandes patrocinadores y firmas comerciales que, por ejemplo, adornan por decenas los carteles de unos juegos olímpicos. 

El detalle está en que sus atletas tan valerosos y llenos de pundonor como cualquier otro, tienen problemas por lo complejo de su accionar y porque, en ocasiones, precisan de un tratamiento médico especial. 

Los países subdesarrollados o del tercer mundo, como es el caso nuestro, son los que adolecen de estos problemas financieros, donde si hay para comprar un ungüento que cierre una herida, quizás no haya para el parche que la cubra. 

Efectivamente, una gran cantidad de países americanos y africanos tienen el mismo problema, mientras otros tienen la oportunidad de contar con el apoyo de sus ministerios de Deportes, Educación y Salud, además de algunas fundaciones.



En el caso de Panamá, el mayor respaldo es recibido por el Instituto de Deportes (Pandeportes), y otro tanto de la Secretaría Nacional de Discapacidad (Senadis). 

Para unos, el mayor problema es que el deporte adaptado es visto como una actividad recreativa y no de alto rendimiento, y el mejor ejemplo de ello es el exatleta chiricano Said Gómez, ganador de múltiples medallas en varios juegos Paralímpicos. 

En los juegos de Beijing 2008 le fue otorgada la máxima condecoración del Comité Paralímpico Internacional, tras ganar tres medallas de oro, cuatro de plata y una de bronce en cinco juegos, pero en Panamá pocos conocen de su ilustre trayectoria. 

Paralímpicos, algo incipiente 

En opinión de Iveth Valdés, secretaria del Comité Paralímpico panameño, aún no se ha logrado “proyectar que el nivel de preparación y de competencia de un atleta paralímpico es exactamente igual a uno convencional”. 

“Nos cuesta muchísimo que la empresa privada crea en el deporte paralímpico en Panamá, y una de las causas es que acá el movimiento es incipiente y no se le da la divulgación necesaria”, señaló.

 Sostuvo que el deporte adaptado está tecnificado, como lo demuestran en América, países como Colombia, México, Brasil y Estados Unidos.

 


“Se ve al deporte paralímpico como algo recreativo y que hay que ayudarnos para que participemos, no como algo competitivo o de alto rendimiento”, esbozó. 

Añadió que el apoyo económico que se recibe es en la etapa de competencia, dejando a un lado la de preparación, que es cuando se ganan realmente las medallas. 

“No tenemos ese apoyo, más allá de los atletas que en ciclo paralímpico pasado tuvieron buenos resultados, y están dentro de los que reciben el estímulo deportivo de Pandeportes”, dijo. 

“El resto de los atletas nos cuesta, sobre todo aquellos que acaban de entrar a la organización y tienen alguna discapacidad, porque tienen necesidades apremiantes”, indicó. 

El movimiento paralímpico istmeño cuenta con un grupo aproximado a las 200 personas, más que todo porque hacen falta herramientas, principalmente económicas, para ampliar el radio de acción y hacer partícipe a más gente. 

Principales retos

Los retos más importantes en el futuro son los juegos paraparalímpicos de Santiago (Chile) en 2023 y los paralímpicos de París al año siguiente, pero antes de ello hay todo un programa que cumplir. 

Valdés explicó que todas las organizaciones internacionales tienen competiciones, con los cuales sus afiliados acumulan puntos y entran en una clasificación, según su categoría.



En ese sentido, dijo que los primeros compromisos se cumplieron en el paraciclismo panamericano, que se realizó en Brasil, y después se dio la serie mundial de paranatación en Indianápolis. 

En el panamericano, Geovanni Ibarra junto a su guía Javier Barrios ocuparon el cuarto lugar en la competencia de Ruta (96 kilómetros), categoría Tándem MB, y Esteban Goddar quedó en el noveno lugar en la ruta de 51 kilómetros, categoría MC2. 

En Indianápolis, los nadadores Benito Perlaza, Luis Visuete, Jeremy Jurado, Carlos Urrunaga y Salim Castillo, lograron buenas actuaciones en sus respectivas categorías. 

El próximo compromiso es el campeonato mundial en Madeira, Portugal, en junio próximo. 

Por otro parte, el atletismo se prepara para el Challenge Desert en Arizona, a partir del 15 de este mes, que llevará al grupo más grande de atletas istmeños a una prueba clasificatoria. 

El atletismo cuenta con unos 30 deportistas, en diferentes modalidades y categorías, por lo que su gestión es mucho más compleja y ganarse un cupo resulta más exigente. 

Tras cumplirse el ciclo para Tokio 2020 y salvados de alguna manera de las restricciones que se exigieron por la pandemia, la asociación paralímpica ha crecido en cantidad y calidad. 

Valdés precisó que se han sumado muchos más atletas luego de la última convocatoria, principalmente jóvenes, porque en noviembre se realizará en la ciudad de Bogotá, el primer parapanamericano juvenil. 

Sostuvo que el grupo no es muy numeroso, pero sí muy entusiasta, lo que se ha mostrado en la exigente preparación que han preparado los entrenadores y el grupo metodológico de Pandeportes. 

Referentes y prospectos 

Como en toda actividad, existen referentes en cada deporte, como ocurre con Jan Wisdom, Gertrudis Ortega y Francisco Cedeño en atletismo; y Rey Dimas en powerlisting, que se da por descontado que estén en Santiago. 

También se trabaja con Carlos Monroy y Victoriano Mendoza, en powerlisting; Esteban Goddard, Geovanni Ibarra, en ciclismo; y Aristides Guevara, en tiro, quienes tienen una buena proyección hacia 2023. 

Valdés sostuvo que con cada disciplina se ha hecho un plan de trabajo, que implican marcas y puntajes mejorados, con respecto a los criterios utilizados para Lima 2019 y Tokio 2020. 

Destacó que si bien no se conocen los criterios de cada federación internacional de cara al 2023 y 2024, se decidió aumentar las marcas mínimas exigidas en base a las experiencias que han tenido en juegos similares. 

El camino no es fácil, pero como aconteció en el ciclo de competencia pasado, se espera un gran esfuerzo y una mayoritaria representación, por lo menos en los paralímpicos de Santiago de Chile.

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