Tertulia boxística con el colonense Rafael Williams

Por Nicolás Espinosa Serrano
(Hablemosdeportes2.0@gmail.com)

Rafael Williams fue uno de los mejores prospectos que tuvo Panamá en los años 80.


Hace poco recibí una llamada desde Atlanta del ex boxeador colonense Rafael Williams, quien en su momento fue considerado uno de los prospectos más prometedores del patio. 

Rafa fue vecino nuestro en la barriada Santa Rita, en la ciudad de Colón, y compañero de aulas en la escuela primaria Luis Jiménez Ruiz, que por esos tiempos funcionaba en las aulas del colegio secundario que estaba en la comunidad. 

La ocasión fue oportuna para hablar un poco de la actividad boxística local, con un perfil bajo a pesar de haberse realizado algunas cartillas, por causa de la pandemia que azota al mundo. 

El diálogo, que duró aproximadamente unos 40 minutos, me hizo recordar la época en que nos tomábamos un tiempo para hablar sobre boxeo, sobre su carrera y lo que estaba por venir. 

Las tres que más recuerdo fueron el día de su debut en las filas aficionadas que, por cierto, perdió por decisión, cuando le informaron que pelearía con Ángel ‘Yuca’ Díaz, un pequeño tanquecito noqueador, y luego de su pleito con Rodolfo Aguilar.   

La noche fallida de su debut, llegó algo triste al barrio. “Perdí por decisión”, nos dijo en forma cortante mientras dirigía sus pasos hacia su casa, pero al día siguiente la conversa fue mucho más extensa. 

“Salí muy confiado, pero con mucha presión, y ya a la mitad del primer asalto estaba muy cansado. El estar saltando me quitó todas las condiciones que tenía”, palabras más, palabras menos de esa primera aventura. 

No recuerdo que hayamos hablado más sobre alguna derrota en su paso por las filas aficionadas, pero sí estoy claro que el mismo fue fugaz, porque de la noche a la mañana ya era un profesional. 

La segunda conversación, como apunté, fue cuando lo llamaron para anunciarle su pleito ante el ‘Yuca’ Díaz, un prospecto que llevaba cuatro victorias o algo así al hilo por antes del límite. 

“Tú eres mejor boxeador que él”, fue lo primero que le dije, cuando me lo comentó. “Recuerda moverte, no sea un blanco fijo, porque no creo que sea un gran ponchador, pero debe tener algo en sus puños”, le añadí. 

Era algo tarde y antes de que se despidiera, le dije: “Tú también tienes algo de pegada, si te da oportunidad, trata de sacarlo temprano”. Después de allí no lo vi más hasta la noche de la pelea, cuando presencié su exitosa faena. 

La tercera conversa fue después de su pelea con el capitalino Rodolfo Aguilar en la Arena de Colón, con quien perdió una decisión después de diez disputados asaltos. 

Un tiempo después de esa pelea, quizás una o dos semanas, me confesó que Aguilar le pegó durísimo y que hubo asaltos en los que peleó noqueado o algo parecido a estar totalmente ido. 

Me señaló que en el cuarto o quinto asalto, Aguilar lo llegó a alcanzar con una mano que lo dejó aturdido y que no fue hasta el descanso para ir al octavo, cuando su segunda le mordió una de sus orejas, que volvió de ese trance. 

“Le pregunté a mi entrenador en qué asaltos íbamos, y me dijo que en el octavo”, recordó.   

Característica de campeón 

Tuve la ocasión de verlo pelear en una oportunidad en el Neco de la Guardia y en el gimnasio Nuevo Panamá, ambos en la ciudad capital, y en varias ocasiones en la Arena ‘Panamá Al Brown’, de Colón. 

Después de ganarle al ‘Yuca’ Díaz, llegaron triunfos importantes en el patio, con los capitalinos Alfredo Layne y Julio Pastor Ruiz, entre otros, y la obtención de los títulos regionales Fedelatin y Fecarbox de los pesos ligeros. 

Fue allí que me convencí que estábamos frente a un púgil con características para llegar a campeón: buen boxeo, valiente, poder de asimilación, relativa pegada y le gustaba fajarse, pero con lo que nunca conté fue que Rafael estaba buscando llegar al mercado americano y conquistar al mundo. 

Ese sueño se lo ofrecieron Lou y Dan Douva y con ello, se esfumó cualquier posibilidad, porque estos señores iban a ellos y a sus pupilos. Fue así como llegaron sus dos primeras derrotas, después de 19 victorias al hilo, con nada más y nada menos que Livingstone Bramble y Héctor ‘Macho’ Camacho, dos ‘Hall of Fame’. 

“Todavía estaba nuevo, porque la experiencia es importante”, me dijo cuando le hablé sobre esas peleas. 

“Para cada pelea hay un tipo de nerviosismo, que nunca califiqué de cobardía, pero era una sensación fuerte que a veces me atacaba. Pero, cuando vas adquiriendo experiencia eso va decayendo, ya no hay preocupación sino el pensar en moverte para entrar en ritmo de combate”, sostuvo. 

Una bonita experiencia 

En más de veinte años que Rafael tiene viviendo en Estados Unidos, esa mañana era la tercera o cuarta ocasión en que conversábamos telefónicamente, ya que lo hemos hecho y lo hacemos mayormente por mensajes de textos o de audios. 

Así es que le di ‘rewind’ al casete y volví al tiempo en que entrenaba con el ‘Alacrán’, Eusebio Pedroza, de las veces que hicieron guantes y fue víctima de las triquiñuelas de su más experimentado rival. 

“Esa fue una experiencia muy bonita”, dijo al tiempo que recordó que viendo sus innumerables pleitos, aprendió mucho. 

“Tengo un casete de cuando gané un título en Nueva York ante un boxeador altísimo, que aprendí a enfrentarlos viendo la pelea de Pedroza contra Patrick Ford”, detalló. 

“De esa pelea aprendí mucho, cómo esquivar los jabs, que es un problema cuando tienes un hombre más grande enfrente, que puede dominarte con el jab. Era un problema que existía en mi mente, pero a partir de allí se borró”, añadió. 

El encuentro al que se refiere Williams se registró en 1990 en el ‘Queens Theatre, de Queens, frente al venezolano José Luis Esteven a quien venció por nocaut en el séptimo y obtuvo la faja súper welter de Nueva York. 

Después de ello, hablamos sobre otros púgiles, tanto capitalinos como colonenses, de entrenadores que ya se han ido de esta tierra en estos difíciles tiempos, y de su próxima visita a Panamá. 

En su carrera de casi 20 años como púgil profesional, enfrentó a 11 boxeadores que llegaron a ser campeones mundiales. Le ganó a su coterráneo Alfredo Layne (dos veces), al venezolano Ernesto España y al estadounidense Charles Brewer. 

Fue vencido por el boricua Héctor Camacho y los norteamericanos Livingstone Bramble, Pernell Whitaker, Buddy McGirt, Vernon Phillips, Quincy Taylor, Glenwood Brown y Andrew Lewis.

Lamentablemente, nunca tuvo la oportunidad de pelear por un título mundial, pero estoy convencido que en esta época, donde abundan las organizaciones boxísticas, hubiera llegado a campeón. 

Lo importante de todo esto es que Rafael Williams, a sus 60 años, se encuentra muy bien de salud, con muy buena memoria y el tiempo suficiente para conversar con los viejos amigos.

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