Luis Castañedas y su inspiración del deporte istmeño en plumillas
Por Nicolás Espinosa Serrano
Luis Castañedas nació y vivió su niñez en uno de los sectores más populares de la ciudad capital y que, en el pasado, fue conocido por su salsa, su cotidianidad y su actividad deportiva. Nos referimos al barrio de El Marañón.
Un barrio donde también crecieron talentosos atletas, como los hermanos Alfonso y Rolando Frazer, Miguel y Rigoberto Riasco, así como Enrique Pinder y Jaime Ríos, entre otros.
La pasión por los deportes desde que era un infante no es de extrañar entonces, cuando biberón en mano fue testigo de algunas de las múltiples reuniones de estos jóvenes, alrededor del viejo caserón de calle 21.
Su afición también le salió de su padre, Luis Castañedas, un aficionado de tuerca y tornillo del boxeo.
De chamaco fue de los que se colaba en las filas de la taquilla para entrar a ver un partido de baloncesto, una cartelera de boxeo o una función de lucha libre. La actividad fue siempre lo de menos.
El entusiasmo por ver a sus héroes de carne y hueso o a sus amigos, ya fuera Miguel Riasco o Alfonso Frazer, en el boxeo; Junior Peralta o Norris West, en el basket; y Sandokan o El Ídolo, en la lucha libre, siempre superaron las expectativas.
Fue esa pasión que lo llevó a visualizar los rostros de la mayoría de ellos, en sus trabajos con plumillas, en los que los expertos conocen con el nombre de puntillazos o plumillazos.
Efectivamente, este profesional de la arquitectura ha dado rienda suelta a su amor por los deportes a través de sus dibujos, donde ha plasmado la imagen de los campeones mundiales que ha tenido Panamá en el boxeo profesional.
Así como de los más laureados jinetes, peloteros de las grandes ligas, futbolistas, figuras del pancracio local y deportistas en general. A todos ellos les guarda una historia, reflejada principalmente en sus imágenes punteadas.
Dibujos poco rentables
El trabajo y la pasión con que Luis ilustra parte de la historia del deporte istmeño, a través de sus dibujos, es algo que destaca, porque no es común que este arte se traslade hacia esta actividad.
Podría afirmarse que los dibujos punteados son ‘algo raro’ en nuestro país, sobre todo si los buscas en alguna figura deportiva. Los hay más copiados en forma de caricaturas y aún así, tampoco es que abundan.
Al decir del periodista y artista de la pintura, Julio Aizprúa: “En Panamá, lamentablemente, el deporte y el arte han caminado agarrados de la mano solo en contadas ocasiones”.
La percepción del reconocido caricaturista Benjamín Samudio (‘Benji’), sobre esta situación es mucho más contundente.
“Lamentablemente, aunque el público le gusta la caricatura, los medios nos ven aún como el que se gana la plata fácil en un trabajo rápido, y no se valora toda la labor artística que conlleva”, sostuvo.
“La ilustración sobre temas deportivos es un tópico al cual no se le da la relevancia, y solo se pide un trabajo en esta temática cuando es algo muy relevante”, afirmó.
‘Benji’ ha trabajado también los dibujos con plumillas, pero no es su fuerte, además que no es el trabajo que se acostumbra en los medios, dirigidos más que todo a trabajar el sarcasmo en las caricaturas de tipo política.
“Se entiende que al panameño solo le gusta si es política, (porque) la ilustración en el deporte no es importante, no es relevante, pero sí hay un público grande que lo disfruta”, destacó.
Dibujos de los héroes
Tal vez esta sea la razón del porqué habilidades como las de Castañedas, no son vistas en su justa perspectiva. El público y su mercado no son grandes en países tan pequeños como el nuestro, aunque es un arte inmensamente valorado.
Castañedas recordó su primer dibujo hecho a un boxeador, casi que al mismo tiempo que lo hizo de su primer trabajo como profesional.
“La empresa para la cual trabajaba se ganó en 1997 un contrato con el Estado, sobre las nomenclaturas de las principales vías de la ciudad, y aún conservo el arte que se envió”, indicó.
El primer retrato fue hecho unos años después al entonces clasificado mundial, Ricardo ‘Maestrito’ Córdoba, a quien dibujó con un cinturón de campeón, presagiando un tanto su destino.
Luis alguna vez pensó que su futuro se iría por el de las caricaturas, ya que era seguidor del maestro Fernando Peña Morán, quien ha hecho muchos trabajos en plumillas, pero que está ligado a la ilustración jocosa del mundo político y social panameño.
“Él llamó mi atención porque siempre en la Facultad de Arquitectura (Universidad de Panamá) exhibía sus trabajos, a pesar de que ya dibujaba para un periódico”.
A partir del dibujo al ‘Maestrito’ Córdoba, siguieron otros, retratando con sus manos, las formas y contornos de los rostros de los 29 campeones mundiales restantes.
Uno a uno fueron desfilando por su mesa de trabajo, aunque tomó algún tiempo hacerlo a todos, porque siempre llegó a intercalarse uno que otro rostro y no precisamente del mundo de fistiana.
Efectivamente, el joven talento de la pluma de 55 años adorna su cuarto de estudio con los rostros de Laguna, Durán, ‘Panamá Al’ Brown’ y de sus ya conocidos ‘Cieguito’ Ríos, ‘Veneno’ Riasco, ‘Alacrán’ Pedroza y ‘Brujo’ Ortega.
¡Ah! Pero, muy bien resguardados están los del más laureado jinete del mundo, Laffit Pincay Jr., y de los recordados futbolistas Rommel Fernández y Julio Dely Valdés.
Como mencioné, a cada uno le tiene una historia reseñada, en lo que realmente es un rico material bibliográfico.
Es así como te habla de Sandokan, de El Ídolo o Iberkoun, casi dueños de la popularidad en los coliseos, porque “estaba matriculado todos los viernes en la lucha libre”.
No obstante, fue hincha de Sandokan. “Hay debate, pero para mí fue el más completo: técnico, acrobático y muy elegante luchando”, precisó.
Y sobre el más grande luchador guna de todas las épocas, dijo que “Iberkoun fue tremendo, se traía toda la comarca Guna Yala cuando actuaba y sus fanáticos se hacían dueños del gimnasio”.
Sostiene que el deporte está íntimamente ligado al mundo de las artes, ya sea por la música o la pintura, por ello no ve extraño que los amantes del dibujo y de los trazos, sientan inclinación por esta actividad.
“El deporte enlaza y conecta a todos los sectores de
la humanidad”, concluyó.
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