ROBERTO HANSELL, EL HOMBRE QUE SALVÓ A PANAMÁ DEL RIDÍCULO

POR NICOLÁS ESPINOSA SERRANO
(hablemosdeportes2.0@gmal.com)

 

Era el 9 de abril de 2010, una fecha grande para la historia deportiva de nuestro país. Era una noche estrellada y el aforo del estadio Rommel Fernández estaba casi que al tope. 

Panamá era el anfitrión de los IX Juegos Deportivos Centroamericanos y esa noche se realizaba su inauguración. El gobierno de turno se había gastado unos cuantos millones de dólares, de esos que nos sobraban y, aparentemente, nos siguen sobrando, para presentar esta competición regional. 

Las delegaciones participantes habían copado la cancha del estadio, cuando llegó la ansiada antorcha que encendería el pebetero, el cual alumbraría el destino de la actividad deportiva por la siguiente dos semanas. 



Uno a uno se fueron sucediendo los relevos. La más completa nadadora panameña en su historia, Eileen Coparropa; el pequeño gigante del baloncesto, Davis Peralta; el ex grandes ligas Ramiro Mendoza; y el nadador César Barría se fueron pasando la figurada posta hasta llegar a las manos del ex monarca del boxeo, Roberto Durán, encargado de encenderlo. 

Todo era algarabía y gozo, mientras Durán subía uno a uno los escalones de la escalera que lo llevaría a su destino. 

Pero casi que al final de la misión, el ex gladiador de mil y una batalla se vio enfrentado a una enemiga inesperada: una impertinente antorcha que, tras varios fallidos intentos de apagarse por completo, cumplió con su amenaza y envolvió a tirios y troyanos en la más oscura noche. 

No hubo manera de volver a encenderla, a pesar de las decenas de encendedores que aparecieron en escena, para despertar a la imprudente antorcha de su aparente sueño eterno. 

Fue en ese momento que, también, de manera inesperada, surgió una ruma de papel periódico envuelto como para llevar pescado y lo encendieron. Una mano anónima rauda y veloz arremetió contra el pebetero y logró prenderlo. 

Lo demás es historia. En medio de risas y carcajadas, el Rommel vibró de emoción como uno solo y estalló en decenas de miles de salvas, ya para el viejo gladiador retirado que había fallado en el intento, ya para dar la bienvenida a la fiesta deportiva que se iniciaba. 

La mano anónima 

Lo interesante de todo, es que muy pocos, en ese momento, supieron de quién era la mano anónima que prendió el rollo de papel periódico y lo llevó a la batea, convertida en pebetero.

Pues bien, esa mano le pertenecía a Roberto Hansell, quien no lo pensó dos veces. Sacó el periódico que tenía medio doblado en su bolsillo casi 'new', el cual pensaba leer cuando llegara a su casa, y sin pensarlo mucho, lo llenó de llamas y cumplió con la misión encomendada. 

‘Era mejor sacrificar el cuara que le había costado el diario, a que Panamá hiciera el ridículo, nada más iniciada la fiesta’, pensó Roberto para sus adentros y, de esta manera, salvó la imagen de un comité organizador, que para ese momento aún no sabía ‘que estaba tomando posesión’.

“Roberto era el responsable que la antorcha prendiera a cualquier costo y cumplió”, recordó el veterano periodista Rodolfo Newland, que para la época era, al igual que Hansell, funcionario del Instituto Panameño de Deportes. 

Ese pasaje fue corroborado por Plinio Castillo, quien estuvo presente durante el impase sufrido con el encendido del pebetero. 

Un homenaje diferente 

Roberto Hansell partió hace muy poco ‘hacia el otro barrio’, como diría el poeta Rubén Blades. 

Roberto falleció muy joven, apenas contaba con 60 años. Era de esas personas que tenían un compromiso de vida y quería seguir viviendo para cumplirla, pero vivimos tiempos muy extraños. 

Algunos dicen que no hay nada escrito en esta vida, solo la muerte; y otros, que para morir hace solo falta estar con vida. 

Nosotros no conocimos a Roberto Hansell, pero otros sí lo hicieron, y por ello hemos tocado a sus puertas para que nos contaran algunas anécdotas, sobre el primer capitán que tuvo el conjunto del Tauro F.C., ese que fundara Giancarlo Gronchi en la tenería de su propiedad. 

Sus proezas futbolísticas, se la dejaremos a los cronistas expertos del fútbol.  

Sus amores futbolísticos

Para algunos fanáticos despistados o para algún cronista del siglo XXI, Roberto Hansell nació, vivió y se retiró con el ‘gigante de Pedregal’, pero no fue así. 

En efecto, escribió grandes páginas e hizo historia con el Tauro, pero también jugó un poco antes con el Atlético Panamá y el Unión Española, y lo hizo como atacante. 

“El que le puso a Roberto el apodo de ‘Dinamita’ fue el hoy difunto narrador Ricardo Pitty”, nos señaló Luis Giraldo. 

“Dirigí a Roberto en el Unión Española, jugaba en ese momento para el Atlético Panamá en la Liga Distritorial y su llegada causó un conflicto, porque el dueño del Atlético, Hugo Bellido, no quería que jugara con nosotros”, recordó.




“Casi nos quitan los puntos, pero como Roberto había nacido futbolísticamente con el Unión Española de la mano de José Bech, se quedó”, señaló. 

“Hasta llegó a jugar en alguna ocasión como portero”, matizó. 

“En varias ocasiones me llevó a San Joaquín, donde realizaba obras sociales. Fue un gran tipo, le gustaba trabajar con los muchachos en riesgo”, dijo Giraldo, a quien hace muy poco el ex zaguero central le había enviado un mensaje de Whatsapp, para que lo ayudara a conseguir fotos vistiendo las camisetas del Atlético y del Unión Española. 

También lo recordó Roberto Corbin, quien le contó al colega Campo Elías Estrada un pasaje vivido con el ex capitán . 

“Una vez llegó al Chorrillo con un equipo juvenil de Juan Díaz y después de verlo jugar, sus características, lo invité para que se uniera a nosotros en un equipo que íbamos a sacar para la liga mayor, llamado México”, precisó Corbin. 

“Quedó muy emocionado porque me conocía como uno de los jugadores que estaba sobresaliendo en esa época y no nos defraudó, a pesar de que apenas contaba con 16 o 17 años”, matizó. 

“Era un tronco de jugador, que era muy fuerte y pateaba muy fuerte”, recordó Corbin, quien fue también compañero de Hansell con el Tauro, en la Adecopa y en la primera temporada de Anaprof”. 

Finalizo este artículo, con una anécdota contada por el propio Hansell. 

“Mi debut con el Atlético Panamá se produjo en un partido frente al Austria de Viena. El director técnico era Luis Ernesto ‘Cascarita’ Tapia”. 

“El titular habitual era Selín González, uno de mis ídolos. Sin embargo, cuando se dio la alineación titular mencionaron mi nombre para ocupar la posición de defensa central. Selín se molestó y quiso abandonar el equipo”. 

“Para suerte de él y desgracia mía, me lesioné a pocos minutos de haberse iniciado el partido, y Selín me reemplazó”, concluyó.

Comentarios

  1. Un gran deportista y caballero, Dios lo tiene en su gloria, gran escrito estimado Nicolás

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