'Borri' Ayarza, el creador de la Vuelta Acuática a Colón

Por Nicolás Espinosa Serrano

Luis Ayarza, acompañado de la señora Carmen Salinas, se dirige al público al terminar la prueba.

Hubo una época en que en Colón se celebraban competencias de altísimo nivel, como la vuelta internacional ciclista y la vuelta acuática, pero que por diferentes motivos desaparecieron. 

En el caso del nado a Colón, la última se realizó en 2013, cuando se realizó la 58 edición y en la que participaron representantes de más de diez países. 

Para esa oportunidad, el recorrido se había invertido y recortado a su propuesta original-debido a la construcción del puerto de cruceros Colón 2000- cercano a la Zona Libre, desde donde se daba el banderín de partida. 

Aún así, las más de casi cuatro millas de recorrido fueron hechas con el mismo entusiasmo que lo hicieron aquellos primeros siete héroes, que iniciaron informalmente la vuelta en 1953. 

Un año después, ya de manera oficial, lo hicieron trece deportistas más que la vez anterior, y el ganador fue el colonense Clifford Duffus, en una prueba donde también participaron nadadores capitalinos. 

Cuarenta años después se hizo la primera competición internacional, y Colón fue incluida en un programa internacional de aguas abiertas. 

Cabe añadir, que siempre se realizó en los primeros días del mes de mayo. 

Hoy, tras casi dos lustros de su última edición, se habla de volverla a realizar, aunque no hay nada concreto.  

El creador acuático

Luis ‘Borriguero’ Ayarza fue el creador de dicha competición en los años 50 y mucho después la convirtió en internacional, con la participación de nadadores de mar abierto de Ecuador, Colombia, Costa Rica, Perú, Puerto Rico, entre otros. 

Un grupo de competidores se prepara para entrar al agua e iniciar la prueba.

Su principal trabajo fue el de instructor de natación, pero también de waterpolo, deporte que sostenía, era el más completo. 

“La mayoría de las personas solo se fijan en lo que sucede arriba, pero abajo hay una batalla por la posesión del balón, donde entra la lucha, el karate (por las patadas) y hasta boxeo”, me dijo en una ocasión. 

Conocí a ‘Borri’, como popularmente se le conocía, a mediados de los años 80. Era el administrador de la piscina ‘Hernando Ibáñez’, de la Calle 4ta., y yo trabajaba en el departamento de Información del Instituto de Deportes. 

“Pregúntame lo que tú quieras Espinosa, y lo que no sé, te lo puedo explicar”, me dijo una vez en la piscina, cuando se organizaba una competición del club Acuático Neptuno, el cual también creó. 

Casi treinta años después, nos encontramos en la esquina de calle 5 y avenida Central, y nos despedimos después de casi dos horas de buena conversación. 

No estoy muy seguro, pero me parece que fue la última vez que lo vi. ‘Borri’ falleció en 2015. 

Este 2022 estaría cumpliendo 91 años.

Nuestra amistad se acrecentó cuando empecé a trabajar en el diario La Prensa, en 1986, donde nos visitaba para hablar del tema que lo apasionaba, la vuelta a Colón. 

Fue siempre un hombre afable. 

El apuntador ideal 

La primera vez que cubrimos una vuelta acuática, ‘Borri’ nos invitó a acompañarlo en un bote, pero le dijimos que haríamos el recorrido a pie. 

“¿Tienes miedo o no sabes nadar?”, me preguntó. 

Ni uno ni lo otro, le contesté. Le recordamos que nos había comentado lo colorido que resultaba ver a tantos nadadores pujando por alcanzar la meta, mientras eran asistido por sus colaboradores en los botes. 

Y, en verdad, la experiencia que vivimos con decenas de personas, fue mucho más que colorida. 

Ayarza coordina  la llegada de los competidores con un grupo de entrenadores.

Mientras se daba la lucha, palmo a palmo, en el ruedo acuático, bordeamos la ruta por todo lo que es hoy el Paseo Marino de Colón, junto a un grupo de aficionados que nos explicaron –paso a paso- lo que ocurría en la ‘arena de combate’. 

Así asistimos a invariables vueltas y, en algunas ocasiones, tras llegar tarde a la partida, nos tocó esperar al grupo puntero en la meta, fijada en calle 9 y avenida Del Frente, y que después se convirtió en el punto de llegada. 

En otra ocasión, en mayo de 1989, llevamos las incidencias de la Vuelta por la emisora local ‘Súper Sol’, con un transmisor portátil, y amanecimos en la sede del Club Náutico Caribe, para abordar el bote que nos transportaría durante todo el trayecto. 

Encontramos a ‘Borri’ organizando los botes que serían los guías y le preguntamos por el nuestro. “Tú vas conmigo (estuvimos acompañado por el incomparable amigo ya fallecido Isaías León), te voy a dar una lista con los inscritos y sus números, y lo que no sepas, me lo preguntas”, me dijo.

“¿En medio de la transmisión me lo vas a decir?, le pregunté. “No te preocupes, te los iré diciendo y tú lo repites”, me dijo. Y así fue. A lo largo de la competencia, que duró alrededor de 50 minutos, se convirtió en lo que hoy pudiera llamarse, mi apuntador. 

Durante los primeros minutos no fue problema saber quiénes iban en los primeros lugares, pero transcurrido un tiempo, cuando algunos nadadores fueron avanzando y otros quedándose, nuestro apuntador fue fundamental. 

Richie Lee, Albino Pérez, Encarnación Castillo y Ayarza en la prueba de Ponce.

Ahora, la cobertura nunca fue de pitcher a cátcher; para nada. 

‘Borri’ gritaba, por ejemplo: “Harper sigue adelante, Salinas lo sigue; más atrás, va este pela’o Gutiérrez, de Panamá”, y así sucesivamente durante toda la ruta. 

Repetí casi que textualmente lo que me decía, añadiendo uno que otro comentario sobre el entorno, como el trabajo de los guías, etc., etc., porque indudablemente que lo que decía mi interlocutor, se colaba en la transmisión. 

Como dije, fue toda una experiencia, la primera que hacía en mi vida periodística, la cual concluí con entrevistas a los ganadores y, por supuesto, al organizador. 

La Vuelta lo era todo

‘Borri’ era el rostro de la Vuelta, pero siempre reconoció que detrás él, había un equipo de trabajo que más que de apoyo logístico, era la esencia de la organización. 

Y, cuando digo, esencia, es literal. En una ocasión me confesó que algunos de sus compañeros, habían ofrecido sus tarjetas de créditos como garantía ante los suplidores (hoteles, restaurantes, premiación), mientras ‘bajaba’ el dinero de los patrocinadores. 

“Sin ellos, no daría un peso por la vuelta”, me dijo en una ocasión algo acongojado, porque no había recibido el apoyo esperado para montar la competencia y estaba a punto de posponerla. 

Decenas de competidores posan para las cámaras antes de entrar al agua colonense. 

Es por ello que hoy es buen momento para recordar a Roberto Chin, Juan Vega, Richie Lee, Lorenzo Barrera, Carmen Salinas, Ana Valencia, Lourdes Harris, y Luis, Marco y Marita Ayarza. 

Definitivamente que no están todos, principalmente los que estuvieron en sus inicios, pero a todos ellos, nuestro reconocimiento. 

Lo demás es historia, al igual que aconteció con esta actividad de técnica, fuerza y resistencia, que hoy es solo historia. 

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