“Atletas profesionales deben organizarse”, afirma Juan Ramón Solís

Por Nicolás Espinosa Serrano

 

Los futbolistas son los únicos que están agrupados en una asociación.

Las quejas llegaban por doquier al tribunal de conciliación. De un lado, un grupo de futbolistas cargados de documentos, cada uno con una serie de reclamos a sus antiguos empleadores. 

Por el otro, las huestes del béisbol se acercan, tras sudorosas y disputadas jornadas, con quejas similares. El patrono les ha incumplido, luego de una agotadora temporada. 

Este es un panorama totalmente ficticio, pero que está ocurriendo en el llamado deporte cuasi profesional, aunque no es exclusivo de nuestro villorrio. 

Los grupos han llamado a las puertas de sus patronos, para que cumplan con lo adeudado, pero estos reclamos han caído en oídos sordos, por lo que el asunto se destapó en las redes sociales. 

A esta altura del partido, me hago dos preguntas. ¿Por qué las cosas han tenido que llegar a estas instancias? y ¿Qué han hecho los regentes de las organizaciones respectivas para solucionarlo? 

En ambos casos, sobre todo en el fútbol que se precia en llamarse profesional, entiendo que los equipos cuentan con patrocinadores que, precisamente, se buscan para cumplir con los compromisos contractuales de sus jugadores. 

También, en el caso del fútbol, están los socios que, entre otras cosas, deben ser garantes de la buena marcha de sus franquicias; y, en cuanto al béisbol, están los directivos de las ligas, quienes tienen las mismas responsabilidades. 

¿A quién debe recurrirse en esta instancia? La máxima autoridad es Pandeportes, pero en su ley y reglamento salvo mencionar, que regulará “las manifestaciones del deporte profesional”, no ahonda en la materia. 

Aunque resulta obvio que estas quejas debieran ser analizadas y resueltas por Pandeportes, como instancia superior, es posible que uno de los actores debiera ser el ministerio de Trabajo, principalmente si existe un contrato laboral. 

Una asociación, lo ideal 

Para el presidente de la Asociación de Futbolistas de Panamá (Afutpa), Juan Ramón Solís, toda disciplina debiera contar con una agrupación similar, que defienda “los derechos y reivindique la profesión”. 

Un alto porcentaje de futbolistas están asociados a la Afutpa.

“En esa dirección, podemos decir que se pueden incorporar el béisbol y el baloncesto”, que viven una situación similar al fútbol, en cuanto a cobrar por sus servicios como atletas, dijo. 

“Una asociación es la voz del deportista. Por ejemplo, si en el baloncesto hubiera una organización, quizás no se jugaría solamente en el ‘Roberto Durán’, porque se protestaría por contar con un solo coliseo”, señaló. 

La principal razón de la Afutpa son los menos favorecidos, pero también se defienden los derechos de otros, como Román Torres, a quien el equipo aún no le termina de cancelar. 

“Este es un caso que estamos atendiendo, donde intentamos negociar de buena fe, pero no se logró, y eso va a un proceso legal”, informó. 

La Afutpa solicitó a la Liga Panameña de Fútbol (LPF) tomar acciones disciplinarias contra el Deportivo Universitario, por mantener la deuda con Torres y el también jugador Dámaso Pichón. 

Según la organización, la Liga establece en sus reglamentos que para que un club pueda iniciar una nueva temporada, debe estar paz y salvo con “otros clubes, jugadores o intermediarios”. 

La Afutpa es respaldado por la FIFA y la Federación Internacional de Futbolistas Profesionales (FIFPro), en casos en que los derechos de los jugadores panameños se vean afectados. 

Conflictos de intereses 

Solís recordó que el primer caso que trató la asociación fue el suyo, cuando fue despedido del equipo donde militaba por reclamar un dinero, producto de unos premios que se le había dejado de pagar al equipo. 

Como capitán me tocó llevar las negociaciones y lamentablemente tuvimos ciertas diferencias con el club, que se rehusaba a pagar, y aprovecharon la situación para despedirme”, contó. 

Pero, nunca eso me dejó perder los principios y valores, para seguir el reclamo”, matizó. 

Destacó que el problema de la autogestión y el conflicto de intereses entre los involucrados en el fútbol local, no permite crecer a los equipos y hacerlos  autosostenibles. 

“Si vas a una negociación por los derechos de televisión, por ejemplo, que representan un porcentaje importante para el club, y no buscas un acuerdo para ser sostenible por anteponer otros intereses, es porque no estás pensando en crecer”, explicó. 

Solís indicó que el torneo de la LPF tiene un nuevo formato, que establece un tope salarial o una bolsa de dinero para controlar los gastos de la franquicia, por lo que en teoría no debiera registrarse insolvencia económica. 

“Esto te da otra conclusión y es que hace falta educación financiera para quienes dirigen nuestro fútbol, para saber con qué cuentas y hasta dónde te puedes arropar”, precisó. 

Aunado está el hecho de que ningún equipo cuenta con estadio propio, utilizando los regentados por Pandeportes, por lo que están exentos de pagar alquiler, mantenimiento o custodia de los coliseos que utilizan.   

Sostuvo que la falta de educación financiera también alcanza a la Fepafut, porque “cuesta pensar que en 2022 no se cuente con un centro de alto rendimiento”, porque es público los ingresos que obtiene esa entidad, además de los subsidios recibidos por parte del Estado. 

Reglas claras en juego 

Para el ex pelotero herrerano Manuel Rodríguez, padre, en el caso del béisbol, todo podría resolverse si existiera un contrato formal entre los peloteros y la Liga Provincial. 

Recordó que en su época se planteó la posibilidad de crear una asociación de peloteros, iniciativa que también tuvo el ex pelotero Eric Espino, buscando los mejores intereses de los jugadores, pero no contó con el suficiente respaldo. 

En 2009 y en 2018 se dieron iniciativas similares, pero ninguna llegó a concretarse. 

Los peloteros son de los que años tras año tienen problemas de pago con sus Ligas Provinciales.

Rodríguez está convencido de la formalidad en estos asuntos -con notario público incluido- aunque pudiera traerle al pelotero una situación “engorrosa”, porque en su mayoría trabajan en el Gobierno y gozan de una licencia con sueldo. 

“El firmar un contrato conlleva muchas cosas, porque está el hecho de que no puedes tener dualidad de salario”, señaló. 

“Por esa razón hay que hilar delgado, porque la misma entidad estatal pudiera conceder el permiso, pero sin sueldo, y es allí donde saltarían la mayoría de los peloteros”, sostuvo. 

Rodríguez precisó que la mejor solución es el diálogo entre las partes, para sacar los mejores resultados, tanto para el pelotero como para el equipo, porque en muchas ocasiones la Liga promete lo que “no puede pagar”.  

“Hay que sentarse y dialogar para tratar de que esto no siga sucediendo, quizás sacar una tabla y medir el rendimiento del pelotero, que tal vez podría perjudicarle, pero al mismo tiempo asegurarle sus prestaciones”, añadió. 

Sostuvo que el béisbol local ha llegado al punto en que debiera existir la libre oferta y demanda, para que el pelotero juegue con el equipo que le garantice el mejor salario posible. 

La alternativa de crear una asociación en cada disciplina donde los deportistas presten servicios profesionales, pudiera ser una de las alternativas para que existan reglas claras y ninguna de las partes se vea perjudicada. 

No obstante, mientras estas reglas solo se inclinen hacia un solo lado, los equipos podrán cambiar de nombre, directivos o de sede, pero se seguirán sucediendo casos como los ocurridos hasta ahora en el fútbol y el béisbol.

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