Margarita Martínez, la gacela colonense que brilló en los 70
(hablemosdeportes2.0@gmail.com)
Margarita se sentía contenta, eufórica. Era la última vez que representaba a su país y, una vez más, como en los viejos tiempos, volvía a estar en el podio.
Jamás podrá olvidarlo. Corría el año de 1974 en la capital dominicana de Santo Domingo, y la cuarteta istmeña se había colgado de la medalla de plata en la posta 4x100.
“Representar a mi país fue maravilloso, fue lo más valioso que pude hacer como atleta”, nos dijo.
Margarita Martínez, la frágil velocista colonense que brilló en las pistas nacionales e internacionales en la primera parte de la década de los 70, nos cuenta algo de su historia.
¿Brilló? Sí, en efecto, y con luz propia, pero es una historia que hay que contarla porque de ella se sabe muy poco, como acontece con cientos de atletas istmeños.
Es apenas una crónica de una atleta de las que pocos se acuerdan y que la historia deportiva panameña está en deuda.
He aquí parte de la vida de Margarita Martínez, la guapa gacela que un día del año 2000 viajó a los Estados Unidos a trabajar, y que aún hoy, a sus 67 años, lo sigue haciendo.
Nació para ser atleta
Margarita está convencida que nació para ser atleta. Desde muy niña corría, saltaba y jugaba, aunque no recuerda si en su familia hubo un deportista destacado.
“Empecé desde muy niña, cuando estaba en la escuela Pablo Arosemena, donde corría. Me acuerdo que lo hacía descalza, porque no me gustaba correr con zapatillas”, indicó telefónicamente desde su residencia en Maryland.
Sin embargo, su verdadera formación se inició cuando pasó a la escuela secundaria Rufo A. Garay, localizada en ese entonces por la avenida Del Frente, de la ciudad de Colón, donde practicó además, el voleibol y el baloncesto.
De allí pasó a la escuela de comercio José Guardia Vega, donde fue observada por uno de los más grandes entrenadores que ha tenido Panamá, el profesor Henry Jones.
“No me acuerdo exactamente la fecha, pero el profesor Jones me reclutó, después de verme ganar. Allí me gradué en el año de 1971, pero en ese lapso representé al colegio en varios eventos”, señaló.
No obstante, las cosas no fueron tan fáciles, porque una cosa era ser parte de una selección colegial y otra de una provincia.
Primero, había que participar en varias pruebas para representar a Colón en los campeonatos, que casi siempre se realizaban en el estadio Juan Demóstenes Arosemena, de la capital.
“Entrenábamos en el Mariano Bula. En la parte de abajo había un sector, donde teníamos que trabajar casi que por media hora con pesas, para fortalecer los brazos y piernas, pero antes había que correr por toda la ciudad y llegar al cementerio (de Mount Hope, Arco Iris) y volver al estadio”, recordó.
“Después que regresábamos, teníamos que trabajar las pesas y luego nos ponía a correr 25, 50, 75 y 100 metros, y para terminar debíamos correr otros 400 metros, pero relajados”, añadió.
En ruta a los
nacionales
Precisó que los entrenamientos eran diarios y regulares, pero cuando se acercaba un evento a nivel nacional, las prácticas se intensificaban y los entrenamientos eran mixtos.
“Nos ponía a correr entre nosotros mismos, en forma mixta, para ayudarnos con la salida, y el movimiento de los brazos y las piernas. De allí no se salía hasta que se lograba el objetivo”, sostuvo.
“El profesor Jones no solo nos entrenaba a nosotros, sino también a los compañeros del salto, de los lanzamientos, hacía bastante cosas (…), no creo que nunca se le reconocieron sus esfuerzos”, espetó.
El objetivo de Jones era ganar la mayor cantidad de pruebas y superar en ese esfuerzo a su colega y amigo, el profesor Eugenio Knight.
Jones llevaba a Maritza Escalona, Ruby Callist y Margarita Martínez, entre otras; y Knight se hacía representar por Diva Bishop, Rosalía Abadía, Yolanda Knight y Nivia Trejos.
“Allá había que correr y vencer a los atletas del profesor Knight, que era uno de los mejores. Era fuerte la competencia, así que había que estar bien entrenado”, anotó.
Las pistas en el
exterior
La primera competencia internacional en la que intervino fue en el ‘Encuentro Internacional de Atletismo’, celebrado en México en 1969 y en el que participaron delegaciones de Estados Unidos, Cuba, Panamá y México.
Fue una competición previa a los Centroamericanos y del Caribe efectuados en Panamá, y en la que nuestro país llevó una delegación de jóvenes competidores.
Margarita se llevó la medalla de bronce en los 100 metros, detrás de dos cubanas (L. Young y R. Martínez), y un tercer lugar en los relevos 4x100, además del quinto lugar en los 200 metros planos.
La ex corredora no recuerda ese pasaje, más allá que fue su primera oportunidad internacional. Aún así, Samuel Mowatt, entonces dirigente del atletismo y delegado panameño, dio a conocer su informe en un diario local.
“En los 100 metros planos damas, nuestra representación Margarita Martínez y Nivia Trejos dieron para Panamá, en un gran esfuerzo, su primera medalla (tercer puesto de Martínez)”, escribió.
Destacó que en los 200 metros listos, con Martínez y Trejos, nuevamente, se pudo llegar a la fase final, pero ambas se vieron afectadas por la altura de México.
Estuvo en el Memorial Barrientos, de La Habana, donde compitió con apenas 14 o 15 años y conoció a los campeones cubanos Miguelina Cobián, Pablo Montes y Silvio Leonard.
“Recuerdo que mi mamá le decía a los entrenadores ‘cuiden a mi hija, cuiden a mi hija’, dijo en forma burlona.
“También me acuerdo haber enfrentado a Cobián, yo era una niña comparada a ella, y yo le decía a mi entrenador: ‘Esto no es justo, mira lo grandota que está, pero él me decía: ‘no dejes que eso te impresione, corre’ y así lo hice”, precisó.
Logró sacar una de bronce, pero no pudo obtener una revancha con la reina cubana en los 200 metros, a causa de un desgarre muscular.
A nivel regional, Margarita obtuvo sendas medallas de plata en los relevos 4x100 de los Centroamericanos y del Caribe de Panamá (1970) y los que se celebraron en Santo Domingo (1974).
La posta de 1970 estuvo compuesta por Patricia Morgan, Dolores Cox, Nivia Trejos y Martínez; y la de Santo Domingo por Diva Bishop, Maritza Escalona, Beatriz Aparicio y Martínez.
También en los Bolivarianos de Maracaibo (1970) y en los de Panamá (1973) subió al podio. En Maracaibo ganó oro en los relevos 4x100 con Trejos, Bishop y Morgan; y en Panamá, con Morales, Abadía y Bishop.
Además, en Panamá logró bronce en los 100 y 200 metros planos.
En los Centroamericanos de Guatemala de 1973, obtuvo una de plata en la clásica centuria y una de oro en los relevos 4x100 con Bishop, Aparicio y Morales.
Hoy, tras casi 50 años después de esas competencias, solo quedan los recuerdos, las fotografías y los recortes de periódicos.
Margarita, con tres hijos adultos, no espera mayor reconocimiento, pero sí que haya un espacio, uno particular, para tantos hombres y mujeres que, como ella, lo dieron todo por su país en la arena deportiva.
“Mi mayor
satisfacción, fue ver mi bandera alzarse en el podio, porque Panamá es una
gotita de agua en el mapa (…), eso fue maravilloso”, concluyó.
(Este artículo salió publicado el lunes 30 de agosto en La Estrella de Panamá).
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